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La fragmentación del campo popular indígena

Las elecciones del pasado domingo 17 de agosto en el Estado Plurinacional de Bolivia tuvieron lugar en un contexto social marcado por los bajos niveles de aprobación del gobierno de Luis Arce (19.5 %), un sentimiento extendido de deterioro en las condiciones de vida y rumbo del país (90 % de los bolivianos creen que el país va por mal camino), y un incremento de las demandas de cambio político.

Según los datos oficiales del Tribunal Supremo Electoral, de los 7 937138 ciudadanos habilitados para votar, casi el 87 % acudió a las urnas. En el caso de la ciudadanía en el exterior la participación fue de 45.64 % con una concentración en Argentina, España, Chile, Brasil y Estados Unidos. A la alta participación se sumó, virtuosamente, la confianza generada por la gestión del Órgano Electoral Plurinominal y la presencia de 2260 observadores y observadoras nacionales e internacionales.

A diferencia de lo que marcaban las encuestas, quien se ubicó en primer lugar fue el binomio de Rodrigo Paz Pereira y Edmand “capitán” Lara, quienes competían por el Partido Demócrata Cristiano. Dicha fórmula ganó en todos los departamentos, con excepción de Santa Cruz y Pando. Sin dudas, previo al 17 de agosto, la incógnita estaba vinculada a la particularidad política de esta elección: luego de dos décadas, por primera vez el sujeto político que representa al campo popular indígena estaba fragmentado.

A la luz de los resultados, la definición de dicho electorado alteró las preferencias que arrojaban los sondeos preelectorales: el impacto de la estrategia por el voto nulo promovida por el expresidente Evo Morales, que alcanzó un histórico 19 %, y el bajo rendimiento de Eduardo Del Castillo, candidato del Movimiento al Socialismo, y de Andrónico Rodríguez (Alianza Popular), permitieron una fragmentación en la cual la renovación política tanto por izquierda como por derecha fue capitalizada por el binomio vencedor. Recordemos que, en el espectro de la derecha, los candidatos Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina y Manfred Reyes Villa cuentan con varias carreras presidenciales en su haber.

En esta primera vuelta, las y los votantes eligieron también a 130 diputados, treinta y seis senadores y los nueve representantes ante organismos parlamentarios supraestatales, por un período de cinco años, hasta 2030. Para los ámbitos legislativos, los resultados tuvieron un drástico giro de la histórica composición con mayoría de izquierda. Dado el bajo rendimiento de las candidaturas del mas y de Alianza Popular, y la no presentación de candidaturas del sector del expresidente Evo Morales que promovía la campaña del voto nulo, las y los asambleístas electos para la Cámara de Diputados, el Senado y los Parlamentos supranacionales serán mayoritariamente del Partido Demócrata Cristiano, el Partido Libre y Alianza Unidad.1

La gran sorpresa de la primera vuelta fue Rodrigo Paz Pereira, el hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), quien sin ser un outsider supo expresar aires renovados en la elección, tanto por derecha como por izquierda. Nacido en España y nacionalizado boliviano, la carrera política de Rodrigo Paz inició hace más de veinte años, siendo diputado, concejal y alcalde del departamento de Tarija y actualmente senador, electo en 2020 por la alianza Comunidad Ciudadana del expresidente Carlos Mesa.

El pasado 17 de agosto Paz compitió por el Partido Demócrata Cristiano, luego de que su partido Primero la Gente no lograse el registro para la postulación. Actualmente, en el mapa político boliviano, al dirigente que se ubicó en primer lugar se lo suele definir como una expresión de centro derecha y socialdemócrata. En sus alocuciones, incluso ante las misiones de observación, se refirió a su campaña como la más austera y denunció el intento de invisibilizacion de su candidatura. Incluso se jactó de haber recorrido todo el país en moto para conversar cara a cara con sus connacionales, de ingresar a territorios donde sus competidores no podían hacerlo, de compartir la mesa de año nuevo junto a la milicia campesina de los Ponchos Rojos y de recibir apoyo de áreas periféricas y populosas. En su propuesta muestra una agenda en pro de los derechos del colectivo de la diversidad.

Un párrafo aparte merece quien sin dudas resultó ser un candidato a vicepresidente que le agregó valor a la fórmula presidencial: Edman Lara. Conocido popularmente como “Capitán Lara” es un expolicía de mucha penetración en los sectores populares por su proximidad sociocultural y la viralización de las historias publicadas en sus cuentas de redes sociales sobre la corrupción policial. 


El rumbo económico y la gobernabilidad como ejes hacia la segunda vuelta

 

El país atraviesa una crisis económica profunda, caracterizada por el fin de la bonanza del gas, la falta de reservas y de combustible, una espiral inflacionaria (23.9 % anual), los bloqueos de rutas, el desabastecimiento rotativo y una alta efervescencia social. Los analistas coinciden en que las elecciones actuaron como catalizadoras de la crisis pero que las urgencias de dar respuestas a la ciudadanía serán prioritarias para la agenda del próximo gobierno. Con especial foco en frenar el espiral inflacionario y contener la revuelta social.

Es importante destacar que en los cuarenta años de democracia, y previo a la llegada del MAS al poder, cuatro fueron los presidentes que tuvieron que renunciar por la conflictividad social. Sin embargo, la fragmentación en tercios del ámbito parlamentario y el liderazgo consolidado, pero disminuido, de Evo Morales como líder del campo popular indígena, podría representar una ventaja en esta ocasión para la gobernabilidad.

Rodrigo Paz fue creciendo en las preferencias del electorado con su promesa de terminar con la corrupción y evitar recurrir al Fondo Monetario Internacional para sacar a Bolivia de la crisis, promoviendo una política más gradualista y de impactos selectivos y focalizados. Su lema es que sin corrupción y con un Estado eficiente puede haber una relación virtuosa entre lo público y lo privado. 

Con una mirada puesta en la descentralización para dar eficiencia al Estado, su “agenda 50/50” plantea buscar la redistribución fiscal en un 50 % del presupuesto del Estado para el nivel central y el otro 50 % para los gobiernos locales y las universidades. Interesante esto, desde el punto de vista político, si se tiene presente que en el 2026 Bolivia tendrá elecciones para elegir a las autoridades subnacioanles.

Respecto a la gobernabilidad, y en el entendimiento de que en su electorado confluyen transversalmente diversos sectores, en su primer discurso tras triunfar en la primera vuelta hizo un contundente llamado a la unidad nacional. Sin dudas el apoyo dado por el candidato que quedó en tercer lugar, Samuel Doria Medina, le da una base electoral para ampliar de cara a la segunda vuelta, especialmente en el departamento de Santa Cruz donde la performance electoral no le fue favorable.

Por su parte, el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002), quien quedó en segundo lugar, pareciera, a priori, carecer de elementos para ampliar su base electoral dado su histórico discurso conservador y confrontativo con los referentes históricos del campo popular indígena. El líder de Alianza Libre es un referente de la derecha liberal latinoamericana que supo ser fundador de la Unión de Partidos Políticos Latinoamericanos (UPLA), y hoy es miembro activo de la red de expresidentes IDEA- Democrática.

Desde el punto de vista económico, su propuesta prioriza la apertura económica, el cierre de las empresas públicas y la reactivación de la industria gasífera y un nuevo modelo para la industria del litio. Representa una propuesta liberal que incluye explícitamente menciones a acudir al Fondo Monetario Internacional y a retirar a Bolivia del Mercosur para firmar bilateralmente acuerdos de Libre Comercio.

De cara a la segunda vuelta, será crucial la estrategia político-electoral que diseñe cada candidato: las alianzas territoriales que construyan, la capacidad de diálogo y negociación con los sectores que no llevarán papeleta el 19 de octubre, y el relato de esperanza que mejor interpele a una ciudadanía frustrada por la grave crisis económica que atraviesa el país.

La iglesia Católica expresó que los resultados electorales del pasado 17 de agosto abren “un nuevo capítulo en la historia política del país”. A partir del 8 de noviembre, fecha del traspaso de mando, el futuro gobierno de Bolivia deberá construir consensos en un Congreso dividido en tercios y dialogar con quienes, sin tener representación legislativa e institucional, expresaran sus demandas en las calles.


1 Composición de la Cámara de Senadores de la Asamblea Legislativa Plurinacional: el Partido Demócrata Cristiano contará con dieciséis representantes en la Cámara Alta; la Alianza LIBRE con doce; la Alianza UNIDAD con siete; y Autonomía Para Bolivia - SUMATE tendrá un único representante. Los 130 diputados de la Cámara baja se distribuyen de la siguiente manera: el Partido Demócrata Cristiano tendrá cuarenta y nueve representantes; la Alianza Popular contará con ocho representantes; la Alianza LIBRE tendrá treinta y nueve representantes; la Alianza UNIDAD contará con veintiséis diputados; la Alianza APB SUMATE tendrá cinco representantes el MAS-IPSP contará con dos representantes; y el Consejo Indígena Yuqui Bia tendrá un único representante; siendo la primera vez que una organización indígena originaria campesina gana una elección (ganando en una circunscripción especial de Cochabamba).

Los representantes supraestatales sesionan en instituciones internacionales, tales como el Parlamento Andino, el Parlamento del Mercosur o la Unión Interparlamentaria Mundial (UIP). Son elegidos uno por departamento, en la lista encabezada por las candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia. Los candidatos del Partido Demócrata Cristiano ganaron en los departamentos de Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Oruro y Potosí (aunque el candidato en Chuquisaca fue inhabilitado y no presentó candidatos en los departamentos de Cochabamba y Potosí). Los candidatos de la Alianza UNIDAD fueron elegidos en los departamentos de Tarija y de Beni. Y los candidatos de la Alianza LIBRE fueron elegidos en los departamentos de Santa Cruz y Pando.


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Dolores Gandulfo

Cuenta con amplia experiencia en materia de democracia, sistemas electorales y Derechos Humanos en América Latina y el Caribe. Actualmente, es Directora del Observatorio Electoral de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), miembro del Observatorio de Reformas Políticas de América Latina y el Caribe (IIJ-UNAM), del Consejo Asesor Latinoamericano de Institute for Integrated Transitions (IFIT) y la Red de Politólogas. 

Ha publicado extensamente en materia de observación electoral y Derechos Humanos en América Latina, dirige la Diplomatura Superior en Sistemas Electorales Comparados de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y es Doctoranda en Ciencia Política de la Universidad Nacional de General San Martín (Argentina), Mágister de políticas públicas de la Universidad de Georgetown y Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador.

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