La magia de Kamala
El emblemático novelista y ensayista de Harlem, James Baldwin –vinculado al activismo social en Estados Unidos– es el preferido de Kamala Harris. “No puede cambiarse todo aquello a lo que te enfrentas, pero nada puede ser cambiado hasta que te enfrentas a ello” es la frase predilecta de la nueva vicepresidenta de Estados Unidos. Con esta convicción la carismática abogada ha escalado hasta la cima de la política estadounidense, convirtiéndose en la primera mujer en jurar el cargo en casi 250 años de república. “Si bien soy la primera mujer en ocupar este cargo, no seré la última” enfatizó en su primer discurso tras la victoria electoral, para luego agregar: “Porque cada niña que nos esté mirando verá que este es un país de posibilidades”.
La influencia de su madre
Kamala Harris ha hecho historia porque es la primera estadounidense de color y raíces de Asia del sur en llegar a la Casa Blanca. Es hija de inmigrantes –su madre nació en la India y su padre en Jamaica–. Su historia no podría ser narrada sin el viaje de su madre para perseguir sus sueños. Shyamala Goplan siempre quiso estudiar bioquímica en su país, no obstante tuvo que conformarse con una licenciatura en ciencias del hogar, única carrera impartida para mujeres en el Lady Irwin College de Nueva Delhi, fundado por los gobernantes coloniales británicos. Inconforme con sus estudios, la madre de Kamala decidió postularse a la Universidad de California en Berkeley, en donde fue aceptada. Fue así que, en 1958 –con apenas 19 años– Shyamala salió de la India para irse a estudiar a Estados Unidos.
Sobre el viaje de su madre, la vicepresidenta ha narrado “lo difícil que fue para sus padres dejarla ir a un país que nunca había visitado y donde no conocía a nadie”. Y ha añadido: “Cuando mi madre pidió permiso para mudarse a California, mis abuelos no sólo no se interpusieron sino que la apoyaron por la importancia que significaba la educación para ellos”. Su sueño era encontrar alguna cura para el cáncer. Cursó el doctorado en nutrición y endocrinología convencida de que la enfermedad estaba vinculada al desarrollo de las glándulas, se convirtió en especialista de cáncer de mama, por el que trabajó décadas desde un laboratorio como investigadora para encontrar un antídoto para el infame padecimiento.
Durante sus años en Berkeley –centro de protestas contra la segregación étnica en California– se involucró en la lucha por los derechos civiles de los ciudadanos afrodescendientes. Fue la única india en la Asociación Afroestadounidense de la Universidad de Berkeley, en la que siempre mantuvo su postura de lucha contra la discriminación racial que en aquellos años imperaba en Estados Unidos, la cual le resultaba injusta e incomprensible.
En Berkeley conoció a Donald Harris, que había llegado de Jamaica para estudiar economía: “mis padres se enamoraron cuando vieron que coincidían en sus ideales por la justicia y los derechos civiles”, ha dicho la vicepresidenta. Ellos se casaron en 1963 y un año después de que Shyamala obtuvo su doctorado, nació Kamala. Dos años después llegó Maya, la segunda hija de la pareja. El matrimonio no duró mucho y se separaron cuando Kamala cumplía cinco años. Ella y su hermana viajaban a Jamaica para visitar a su padre durante las vacaciones, pero la vida de su madre –mientras trabajaba en sus investigaciones contra el cáncer y cuidaba de sus hijas– no fue nada fácil.
La muerte de la madre de Kamala –paradójicamente por cáncer de colon– fue un duro golpe para ella. Shyamala destacó por ser una exitosa científica que obtuvo un amplio reconocimiento mundial por sus importantes descubrimientos respecto a la influencia de las hormonas en el cáncer de mama. Para Kamala Harris, su mayor influencia fue su madre. “Es la responsable de mi presencia aquí hoy”, expresó en su toma de protesta como vicepresidenta de los Estados Unidos.
Corregir injusticias: leyes, fiscal y senadora
Kamala nació el 10 de octubre de 1964 en Oakland, California, y vivió sus primeros años en San Francisco, en donde “aprendió a ser una mujer negra en Estados Unidos y ver las posibilidad que tenía”, como lo ha sostenido. A sus 12 años se mudó a Montreal, en donde aprendió a hablar el francés y regresó a la ciudad que la vio crecer para estudiar derecho “con el afán de corregir injusticias” en la Universidad Howard, uno de los históricos centros de estudios superiores afroestadounidenses, algo que ha descrito como una de las experiencias más formativas de su vida. Se postuló para ser Fiscal de distrito de San Francisco, cargo en el que aprendió a ser menos idealista y más pragmática. “El desafío está en el presente, no en el pasado ni en el futuro. El momento siempre es ahora”, son las palabras de Baldwin que seguramente la inspiraron.
En la ciudad del Golden Gate, cuna política de míticas mujeres demócratas como Nancy Pelosi, Dianne Feinstein y Barbara Boxer, ganó un enorme prestigio como una Fiscal comprometida y trabajadora. Su siguiente escalón fue la Fiscalía General de California, cargo que tradicionalmente había sido reservado para hombres, republicanos y blancos. Kamala Harris rompió con el estereotipo y durante su gestión destacó por un logro asombroso: un acuerdo entre los cinco mayores bancos hipotecarios y deudores que ascendía a los 20 mil millones de dólares para evitar los interminables desahucios. También defendió a ultranza el matrimonio gay en su estado cuando el Tribunal Supremo consideró que violaba la Constitución (hasta ofició una boda gay en el Ayuntamiento de San Francisco en 2013). Durante sus dos mandatos en ese cargo, Harris destacó como una figura ascendente en el Partido Demócrata.
Muchos creían que el siguiente paso sería la gubernatura de California, pero cuando la legendaria Barbara Boxer anunció su retirada del Senado, Kamala anunció su candidatura. “El momento siempre es ahora”, venía a confirmar Baldwin, y decidió dar un salto al Senado derrotando al exalcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa.
En Washington forjó una sólida amistad con Barack Obama y se distinguió por sus contundentes discursos en el Capitolio. Desde el Senado impulsó inciativas para proteger a los inmigrantes y ganó el apoyo de grupos moderados, progresistas, así como de líderes migrantes, lo que le permitió obtener un importante capital político que, entre otros atributos, la posicionó como la opción idónea para acompañar a Joseph Biden en la formula demócrata para buscar la presidencia.
Valores, tenacidad y audacia
“Por encima del talento están los valores comunes: disciplina, amor, buena suerte, pero sobre todo, tenacidad” citaba James Baldwin. La perseverancia de Kamala Harris para llegar al segundo cargo en importancia de la política estadounidense siempre fue acompañada por la congruencia con sus principios. En todo momento ha considerado que su identidad la sitúa en una posición idónea para representar a aquellos en los márgenes de la sociedad. Su brillante trayectoria ha servido como ejemplo para muchas mujeres en el país del norte. Como anécdota, en el Halloween de 2020 muchas niñas de Estados Unidos pedían a sus padres poder “disfrazarse de Kamala Harris”.
Los retos para la Casa Blanca no son menores: unidad, pandemia, economía y reconstrucción de las relaciones exteriores. Kamala fungirá como una hábil interlocutora con el Congreso para negociar reformas. Seguramente pondrá especial énfasis en asuntos migratorios y medioambientales, entre otros. Cabe recordar que fue la única legisladora “fronteriza” que votó en contra del T-MEC argumentando “profundas preocupaciones ambientales”.
La agenda entre Estados Unidos y México inicia una nueva travesía. Una de las preocupaciones de la vicepresidenta reside en las operaciones delictivas en la frontera, como lo alertó como Fiscal de California. Conoce los riesgos y amenazas de la delincuencia organizada trasnacional, por lo que habrá de poner especial atención a este desafío.
Dice J.W.Goethe que “la audacia posee genio, poder y magia”. En estos tiempos, sumamente complejos, la osadía y determinación de Kamala Harris serán de gran utilidad en la casona de la Avenida Pensilvania. La valentía y la magia han caracterizado a esta hija de inmigrantes que llegó a la cúspide de la política estadounidense.