Presunto candidato

Yo tengo más negativos que positivos.
Yo sé que no estoy compitiendo para cardenal,
ni tampoco soy santo… Mujeriego, parrandero, jugador, borracho…
Todos los vicios de Gabino Barrera y de Simón Blanco me los juntaron.
Yo así soy, soy incorregible, soy impredecible, todo lo que digan de mí es cierto.

Félix Salgado Macedonio

Sin descuadrarse, bien entonado

, Félix Salgado Macedonio se echa un palomazo en el Jerry’s Bar de Acapulco. Termina la canción y ufano se dirige a la mesa donde lo espera Jorge Caballero, reportero de La Jornada, quien realiza una “entrevista-velada” que se publica el 11 de octubre de 2002.

Frente al periodista, Félix traza un generoso autorretrato. Se describe como un político valiente, claridoso, un ser impoluto, casi perfecto o sin el casi: “Así como canto, legislo. No tengo ninguna falta, soy de los pocos que cumplen con su tarea, de los legisladores que se escucha su voz en la tribuna, de los que atacan la corrupción en serio... denuncié a Salinas de Gortari de narcopresidente en 1994, denuncié la existencia del cártel de los narcogobernadores donde figuraba Mario Villanueva Madrid en 1996 y me dijeron que estaba loco y me tacharon de boquiflojo; luché contra Figueroa por la matanza de Aguas Blancas e impulsé la ley indígena, los acuerdos de San Andrés Larráinzar. He estado al lado de los nahuas de Guerrero, de los tepoztecos de Morelos que estaban en contra de la construcción de un campo de golf; al lado de los naranjeros de Tabasco, de los choferes de Ruta 100... es decir, he estado en la lucha social y ahí voy a seguir.”

Lo escuchan las mujeres que lo acompañan en la mesa y suelta su relación de hazañas para que no se pierda en el olvido, porque según dice, “un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia y la historia me ha dado la razón”. Y claro, nadie tiene derecho a olvidarlo, porque “hay que tener valor para hacer las cosas, serenidad para entender las cosas que no puedes cambiar y sabiduría para entender la diferencia”. ¡Ah..!

Prócer de la igualdad de género (je, je), le dice al periodista: “Yo adoro a la mujer y si con mi canto puedo hacer que el machismo se vaya aminorando hay que decirlo”. El motivo de la entrevista-velada es el disco que acaba de sacar el guerrerense: Al corazón le vale, un CD que incluye canciones como Me urge, Nos estorbó la ropa, Lástima que seas ajena, Por qué no fui tu amigo y otras que parecen aludir a su biografía, aunque su temor es otro: “el único riesgo de sacar este disco es que tenga éxito y a lo único que temo es a la piratería”. ¡Claro!, porque todo mundo anhela tener en casa el disco del Pavarotti de Pungarabato, quien aquella noche ofrecía su corazón mientras se despachaba sus primeros 12 tequilas, y la cuenta siguió.


“Unos güeyes como nosotros”

“Tengo fama de político broncudo y peleonero, pero con este disco pretendo acabar con ese estigma. En la producción reflejo que sí tengo sentimientos, que canto con sentimiento...” Luego, irreverente, arrea con toda la clase política: “no hay que ver a los legisladores, a los gobernadores y al presidente como a los grandes señores y ponerles su alfombra. No. Son unos güeyes como nosotros, son raza igual que uno, ya pasaron esos tiempos de ‘sí señor’, y ‘pásele usted’ y ‘qué grande es usted’... yo lucho por la igualdad y todos valemos lo mismo”. Tal vez, pero siempre hay unos más iguales que otros, por eso él ya compuso y suele interpretar la Cumbia del Peje, homenaje a su jefe y guía.

Por supuesto, se muestra como un hombre generoso y dice que las regalías que se obtengan del disco “van a ser para apoyar a organizaciones que ayudan a niños con sida, con cáncer... Espero que se venda mucho y que podamos ayudar mucho a los niños, más ahora que el Seguro Social retiró el apoyo a los enfermos de sida. El tratamiento de uno de ellos cuesta 20 mil pesos mensuales y ya son miles en este país y el gobierno ha optado por retirarles el apoyo... es un crimen”. Por supuesto, el crimen al que se refiere es de los neoliberales y conservadores (la entrevista es de 2002), aunque en 2019 también López Obrador retiró el apoyo a los niños con cáncer.

El Diputado Costales

En 1987, cuando tenía 30 años de edad, Salgado Macedonio fue uno de los militantes del pri que se incorporaron a la Corriente Democrática que encabezaban Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Con ellos y el PPS, el PARM, el PFCRN y otros grupos se formó el Frente Democrático Nacional, del que Félix fue candidato a diputado federal por un distrito guerrerense, pero…

Unas semanas antes de la elección de 1988, un profesor normalista, radicado en Guerrero, simpatizante de Othón Salazar y del MRM, llegó a las oficinas del Partido Mexicano Socialista para hacer entrega de varias boletas de la elección presidencial, ya cruzadas en favor del PRI y de su candidato, Carlos Salinas de Gortari. Por lo delicado del asunto, la dirección del PMS denunció el hecho ante el secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral Manuel Bartlett, a quien se le entregaron las boletas. Bartlett pidió el nombre del maestro, pero el PMS se negó a dárselo. El también secretario de Gobernación dijo que habían detectado entrega de material electoral a gente del PFCRN en Guerrero, y mencionó, entre otros, a un candidato a diputado federal de nombre Félix Salgado Macedonio, quien –dijo Bartlett– además de ser del grupo político del gobernador José Francisco Ruiz Massieu, había sido mapache del PRI y luego se había pasado al FDN.

Pasada la elección del 2 de julio de 1988, en una sesión de la Comisión Federal Electoral irrumpió Salgado Macedonio, a quien de manera subrepticia introdujo en el salón Jorge Amador, comisionado del pfcrn, partido al que se conocía como el Ferrocarril. Ya adentro el entonces candidato vació un costal que contenía boletas electorales, gritando que las habían encontrado en un riachuelo en Guerrero, que eran boletas cruzadas en favor del candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, las que habían sido robadas de las casillas y estaban parcialmente quemadas. Testigos presenciales narran que Leonardo Valdés recogió algunas de esas boletas y pudo constatar que eran boletas “planchadas”, es decir no tenían doblez alguno, inequívoca prueba de que no habían sido depositadas en la urna. La quemadura que tenían era una pequeña zona semicircular en un ángulo, lo que permitía deducir que en realidad las habían quemado con un encendedor. Por lo anterior los representantes del PAN y del PMS ante la Comisión Electoral se negaron a respaldar la denuncia de Salgado Macedonio.

Luego, en el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, el personaje repitió el numerito de los sacos llenos de boletas, con lo cual se ganó el apodo de “diputado costales” e hizo suficiente ruido. De ese modo, aunque de acuerdo con el cómputo oficial no había ganado, se le declaró diputado electo, por una negociación entre Manuel Camacho y Rafael Aguilar Talamantes (RAT), líder del Ferrocarril. Así comenzó una carrera que lo ha mantenido férreamente agarrado al hueso.

También se cuenta que, a principios de 1990, el secretario de Gobernación recibió al guerrerense, quien le informó que realizaría una marcha para “tomar el aeropuerto de Acapulco” en protesta por la “represión” contra los militantes del FDN. Fernando Gutiérrez Barrios solicitó al ingeniero Cárdenas su intervención para evitar la toma anunciada por Salgado Macedonio, advirtiendo que por tratarse de una instalación federal estratégica el ejército tenía a su cargo la custodia del aeropuerto.

Cuauhtémoc se comunicó con Félix y le pidió cancelar la marcha, pero el entonces diputado federal se negó a suspenderla y, como era de esperarse, aquello terminó en un violento choque. Hubo policías y manifestantes heridos y por lo menos un muerto. Entonces Salgado exigió que se indemnizara a las “víctimas de la represión” que él mismo había provocado, pese a las advertencias que recibió. Ese modus operandi ha sido una constante a lo largo de su actuación política.

Senador de la República de 1994 a 2000, su actuación se caracterizó porque en su equipo de asesores eran mayoría las mujeres, varias de ellas convertidas en “novias” al ocupar el puesto y cesadas cuando dejaban de serlo.

Una de las mujeres, quien en esos años trabajaba para la fracción perredista, cuenta que se hallaba sentada en un escaño y que en eso llegó Salgado Macedonio, quien a quemarropa le preguntó que si era amante del senador al que ella asesoraba en materia de comunicación. La chica, provinciana recién llegada a la ciudad de México, negó por supuesto que su relación fuera más allá de lo laboral, ante lo cual el tipo le dijo: “Ah, entonces te vas a ir conmigo a cenar para que platiquemos y me conozcas”. La muchacha le espetó una rotunda negativa y el guerrerense se despidió farfullando maldiciones.

De ese tiempo es otra de sus tropelías eróticas. En 1998, cuando por segunda vez buscaba ser candidato a gobernador, se acercó a él Basilia Castañeda, una chica de apenas 17 años, quien le pidió que la ayudara, pues necesitaba dinero para viajar a reunirse con su esposo. Según contó la joven a la periodista Azucena Uresti, Salgado le prometió auxiliarla, pero luego vino la agresión sexual: “Fue algo que no pude evitar, era una jovencita sin mucha fuerza ante un hombre tan monstruoso. Era un hombre fuerte, alto y la verdad no pude hacer nada. El me violó y después de que terminó estaba quejumbroso. Se levantó el pantalón, buscó su cartera y me tiró 100 pesos en la cara”.

Candidato a gobernador de Guerrero por segunda vez en 1999 (lo fue también en 1993), el apodado Toro sin Cerca perdió la elección y se declaró “gobernador legítimo”. Realizó marchas y plantones hasta que, en una negociación, aceptó terminar sus protestas a cambio de que se le rembolsaran los gastos de su campaña. Se dijo entonces que emisarios del gobierno de Guerrero le habían dado varios millones de pesos en efectivo.

El 2 de septiembre de 2000, dos días después de que nuevamente había tomado posesión como diputado federal, Macedonio llegó a bordo de su Harley Davidson a un café de la colonia Condesa donde se reunían los motociclistas. Totalmente borracho y, según testigos, muy posiblemente drogado, le faltó al respeto a unas mujeres presentes y ante la protesta de sus acompañantes armó una bronca fenomenal. Llegó una patrulla y el energúmeno la emprendió contra los uniformados hasta que acabó en el suelo, ya sin camisa y repartiendo mentadas a cuanto ser humano tenía cerca. Fue llevado ante el Ministerio Público, pero de inmediato fue puesto en libertad, pues gozaba de fuero.

Aquel espectáculo, más de lucha libre que de boxeo, todavía se puede ver en internet, pues fue registrado por los fotógrafos de prensa y por algún camarógrafo de televisión. Como el caso se convirtiera en un escándalo nacional y una vergüenza para el PRD, que entonces era el partido del guerrerense, éste salió a decir que todo era “una fantasía del régimen corrupto, represor y prepotente que encabezó Ernesto Zedillo”. Sin embargo, agradecido por aparecer en televisión, declaró: “Creo que soy el borracho más afortunado de este país”. Más convencido de su galanura que el mismísimo Gordolfo Gelatino, en 2001 se mandó hacer la película autobiográfica Guerrero, con él mismo como actor principal bajo la dirección de Benjamín Escamilla.

El 19 de octubre de 2007, cuando era presidente municipal de Acapulco, Angelina Mercado Carbajal acudió ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ante la cual declaró que fungía como coordinadora de Servicios Públicos en la alcaldía del puerto y denunció a su jefe, Salgado Macedonio, por abuso de autoridad, acoso sexual, intimidación y falsa acusación.

Como alcalde acapulqueño se le vinculó con bandas delincuenciales y cárteles de narcos que controlan o disputan esa plaza. Informes de las agencias de inteligencia de México y EUA en esa época daban cuenta de esas relaciones. La periodista Anabel Hernández, en su columna Contracorriente que escribe para la Deutsche Welle, señaló que, durante su gestión, Macedonio “fue un dócil anfitrión del cártel de los Beltrán Leyva y del narcotraficante estadounidense Edgar Valdez Villarreal, alias La Barbie” y convirtió al puerto en “punto de arribo de toneladas de cocaína y bodega de drogas” provenientes de Colombia, lo que constatan documentos oficiales de la fiscalía mexicana y, en Estados Unidos, expedientes de las cortes del Distrito de Columbia y el Distrito Norte de Georgia, donde se asienta que las autoridades acapulqueñas recibían sobornos de los traficantes de drogas.

En el álbum de sus recuerdos, Félix debe tener la demanda judicial entablada por una trabajadora del periódico La Jornada de Guerrero. La mujer, identificada como jdc, acusó a Macedonio de violación y de que la hizo víctima de chantaje, pues el agresor tomó sin consentimiento de la agredida fotos íntimas que amenazó con divulgar si ella lo denunciaba. La autoridad archivó el expediente, pese a que la denuncia fue ratificada el 2 de enero de 2017 y la víctima presentó fotografías de los golpes que recibió y estudios médicos que probaban que el agresor le había contagiado una enfermedad venérea.

En suma, en el currículum vitae del individuo hay dos acusaciones por violación y tres por abuso y acoso sexual, aunque se dice que otras mujeres podrán proceder en su contra. Por si algo faltara, Eduardo Evaristo, autor de El gran farsante, un libro que denuncia las tropelías de Félix, está desaparecido desde diciembre de 2013. Tan sucios antecedentes debieron impedir que en este 2021 Morena lo nombrara candidato a gobernador de Guerrero, pero alguien tenía otros datos, pues el 30 de diciembre lo destapó Mario Delgado, presidente de Morena; ante lo cual más de cien diputadas de Morena firmaron una carta en la que exigieron retirar la candidatura.

Sin embargo, pesó más la opinión del Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República y líder nato de Morena, quien descalificó las muchas protestas contra Salgado Macedonio porque a su juicio se trataba de una “campaña mediática”, la que desde luego atribuyó a los “neoliberales y conservadores” lo mismo que a los medios de comunicación, que usaban –dijo– el movimiento feminista para afectarlo políticamente, y señaló que el caso debían resolverlo “los hombres y mujeres de Guerrero”, lo que supondría pasar por encima de la ley y las instituciones.

De nada valió la protesta de las propias mujeres de Morena y de muchas otras que consideran un agravio la candidatura del guerrerense, la que fue ratificada oficialmente por el citado partido el 31 de enero. La polémica no se interrumpió, pese a lo cual el 15 de febrero Macedonio quedó registrado por el órgano electoral guerrerense como abanderado de su partido.

Lo que vino después es historia conocida. Al momento de entregar este artículo, Félix Salgado Macedonio seguía litigando en el Tribunal Electoral su candidatura y Morena lo sigue defendiendo.

“Un violador no será gobernador”, pintan decenas de mujeres en muros y carteles en todo el país. Ya Saben Quién tiene otra opinión.

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Humberto Musacchio

Periodista.

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