Reflexiones sobre el voto de la ciudadanía mexicana residente en el extranjero
El voto en el extranjero, de cara a una renovación presidencial muy competida, es uno de los temas más relevantes durante este proceso electoral. Con poco más de 1, 479,902 registros que conforman el padrón electoral de la ciudadanía registrada en el extranjero[1], este voto es de suma relevancia, ya que podría marcar una diferencia en el resultado de las próximas elecciones.
La realización de este ejercicio plantea grandes desafíos logísticos que despliegan toda una infraestructura que requiere la organización y coordinación entre el INE, instituciones gubernamentales, embajadas y consulados para garantizar la integridad del proceso electoral fuera del territorio nacional.
Su implementación ha sido objeto de críticas por diversos motivos, destacan aquellas fundamentadas en cuestiones de logística y seguridad, particularmente aquellas dirigidas a cuestionar si hay medidas efectivas para garantizar la seguridad e integridad del proceso electoral en el extranjero. Esto ante la posibilidad de manipulación, fraude o interferencia externa; cuestión que socavaría la confianza en la legitimidad de los resultados.
A fin de facilitarles el ejercicio de su derecho a votar, a las personas que residen fuera de territorio nacional, se les permite hacerlo a través de correo postal; presencial, mediante la implementación de casillas en consulados y embajadas; así como la implementación del voto electrónico. Si bien estos mecanismos buscan ser accesibles y flexibilizar la participación de quienes residen en el extranjero, estos deben de ser seguros y confiables para toda la ciudadanía, tanto la que reside fuera del país, como aquellos que residimos en él, ya que, particularmente el electrónico, conlleva ciertos riesgos que deben de ser considerados, en especial por lo que respecta a la autentificación de quien emite el voto, pues podría ser comprometido o manipulado con fines malintencionados, lo que podría generar una alteración en los resultados electorales e incluso pudiendo generar la nulidad de la votación.
Al parecer, esta fuente de apoyo electoral no ha pasado inadvertida para quienes buscan nuevos espacios para generarse indebidamente una ventaja electoral.
Si bien, técnicamente aquellas personas que están dadas de alta en la Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero serán dadas de baja temporalmente de la Lista Nominal de Electores del territorio nacional, a modo de que cada persona solo pueda votar una vez, en días pasados fue noticia relevante el hecho de que muchos de los registros que se habían solicitado por internet estaban duplicados.
Esto implica, que personas que supuestamente estaban solicitando sumarse a la lista nominal de personas residentes en el extranjero, tenían expedida una credencial para votar dentro del territorio nacional, sembrando con esto la inquietud de una nueva forma de “turismo electoral” el día de la jornada y dejando en tela de juicio la seguridad y confiabilidad de este tipo de ejercicio del voto, asimismo, puede dar pie a suspicacias respecto de otras cuestiones como lo puede ser la seguridad a la que están expuestos los sistemas de voto electrónico, o del voto vía postal, los cuales pueden comprometer la confidencialidad e integridad del proceso electoral.
Para transparentar esta situación el INE anunció que realizará verificaciones y validaciones en el extranjero en campo y no solo a partir de datos virtuales, lo que sin duda sumará financieramente a un ya de por sí costoso voto por el reto de organización y logística que representa.
En ese orden de ideas, tenemos que el voto de las personas residentes en el extranjero comprende un mecanismo de progresividad y maximización de los derechos político-electorales de nuestros connacionales que, por diversas razones, residen fuera del país: no obstante, este tipo de votación no sólo implica un costo enorme, no sólo en términos económicos, sino en esfuerzos de diversas instituciones que velan por realizar el registro de las personas, así como de la autoridad administrativa electoral en poner en práctica los mecanismos necesarios para hacerlo efectivo, asimismo el hecho de que existan 3 modalidades del voto en el extranjero lo vuelve no sólo más flexible, sino al mismo tiempo mucho más costoso y vanguardista respecto de las modalidades que se tienen dentro del territorio nacional, de ahí que surja la pregunta ¿la ciudadanía residente en el país debemos de tener las mismas opciones de voto que aquellos que residen fuera de él?
Si bien, la ampliación de derechos y el aumento de la participación contribuyen a la legitimidad democrática, no se puede ser progresista respecto de un grupo de personas y respecto de otros no, como en el caso de las personas que residen dentro del país que no contamos con las mismas opciones y que, dentro de un territorio tan basto como es el de México, se pueden y se dan, los mismos problemas de logística para efectuar el voto como se da en el caso de aquellas personas que residen fuera de él.
Es lógico pensar que se deben privilegiar los mecanismos de seguridad respecto del voto, pero no se debe perder de vista que todos los sufragios deben de tener el mismo valor, ya sea hablando políticamente, como en sentido de que cada voto debe implicar un costo similar en todos los casos, puesto que el dinero empleado para las elecciones sale de los impuestos que la ciudadanía paga, principalmente de la ciudadanía que reside en México.
Por otro lado, los actos que se realizan para intentar un provecho indebido en las votaciones pueden desincentivar a la participación del voto, deslegitimar a las autoridades y dar la impresión de una influencia desproporcionada desde el extranjero y el voto electrónico pareciera tener potencial para mejorar la eficiencia y la accesibilidad del proceso electoral, está demostrando tener desafíos importantes para garantizar la integridad y la confiabilidad del sistema.
Con lo anterior no se pretende establecer que el voto de las personas residentes en el extranjero es una vía errónea, sino por el contrario, se pretende hacer un ejercicio de reflexión para que en futuros comicios se puedan implementar mecanismos que fortalezcan e incentiven a la ciudadanía a votar mediante mecanismos más flexibles dentro del territorio, así como poner especial atención en los retos de seguridad que ésta modalidad de voto puede generar en la calificación de las próximas elecciones.
En ese contexto, la jurisdicción electoral enfrentará una serie de retos importantes, el primero de ellos, es garantizar a la ciudadanía que las personas mexicanas residentes en el extranjero están debidamente registradas y actualizadas en el padrón electoral a modo de verificar la identidad de las personas que emiten su voto y tener certeza de que solo lo hacen una vez es indispensable a fin de no mandar el mensaje de que no es posible garantizar la plena libertad y seguridad del voto de nuestros connacionales.
Abordar estos retos de manera efectiva no solo es fundamental para garantizar que los mexicanos que residen en el extranjero puedan ejercer su derecho al voto de manera efectiva y segura, como extensión de la democracia mexicana, sino que a la luz de la particular dificultad que representa el presente proceso entre cuyos cargos a elegir y el de mayor expectativa es el de la renovación presidencial, la transparencia de cómo se desarrolla su participación de principio a fin es esencial para garantizar un proceso electoral justo, transparente y verdaderamente representativo.
[1] Dato obtenido de https://www.ine.mx/credencial/estadisticas-lista-nominal-padron-electoral/ con corte al 14 de marzo.