En declaraciones a varios noticieros de radio, el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, anunció que en la segunda semana de junio de este año emitirán la convocatoria para dar inicio al proceso de selección de su candidato presidencial. Sin embargo, la ley electoral establece que el proceso electoral de 2024 dará inicio la primera semana de septiembre de 2023, y que las precampañas para las candidaturas presenciales deben dar comienzo la tercera semana de noviembre.

Hace más de un año que el presidente López Obrador anunció el arranque de su propia sucesión, para luego ungir con su dedo a los aspirantes a sucederlo, a quienes llamó, cariñosamente, “corcholatas”. En algo parecido a lo que en 1987 hizo el presidente Miguel de la Madrid, al autorizar al PRI el anuncio de los cinco aspirantes a la candidatura presidencial para 1988. Por gracia presidencial, Claudia Scheinbaum (ladies first), Marcelo Ebrard y Adan Agusto López quedaron confirmados como aspirantes a la grande. Meses más tarde, a regañadientes, Ricardo Monreal fue sumado a la lista.

Dijo Mario Delgado que todos los interesados, que cumplan los requisitos, constitucionales y estatutarios, podrán apuntarse para competir. Una vez que la primera lista de suspirantes morenos quede aprobada, se hará una propuesta para que el Consejo Político Nacional de Morena escoja a los que serán evaluados mediante una primera encuesta, que será realizada en el mes de julio. Con el resultado de esa primera encuesta decidirán si levantan una segunda, entre cuántos y cuando.

Podría ser, dijo Mario Delgado, que de la primera encuesta surja una abrumadora preferencia por uno, o una, de los aspirantes, lo que haría innecesaria la segunda. En todo caso, esa segunda auscultación sería realizada antes de noviembre de este año. Cabe entonces la posibilidad de que Morena defina a su gallo, o gallina, para el 2024, en julio o agosto de este año, como lo pidió en Palacio Nacional el presidente López Obrador, al reunirse con los senadores de Morena, el 29 de abril pasado, en presencia de las cuatro corcholatas, y en ausencia de Mario Delgado.

Que Morena inicie la segunda semana de junio de este año el proceso de selección de su candidato presidencial será un acto anticipado de campaña del tamaño y espectacularidad del Popocatépetl y sus recientes explosiones. Sin embargo, todo apunta a que el engaño que Morena ha venido utilizando para burlar la ley será avalado por la autoridad electoral administrativa.

Como lo hizo hace un año para seleccionar a sus candidatos a gobernador en Coahuila y el estado de México, lo que -creo- hará Morena en junio de este año será lanzar la convocatoria para nombrar al “Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la 4T” (los derechos de autor por el nombre deberán pagarlo al PC Cubano, creador en los años 60 del siglo pasado de los “Comités de Defensa de la Revolución”). Quien ocupe tan rimbombante encargo, llegado el momento, o sea hasta finales de noviembre o primera quincena de diciembre, será ungido oficialmente como candidato(a) presidencial de Morena.

A ciencia y paciencia del INE la engañifa para adelantarse y tomar ventaja quedará consumada. Será el Tribunal Electoral (TEPJF) quien tendrá que conocer de los litigios y resolver las demandas de los quejosos, que seguramente serán no solamente otros partidos, sino también militantes de Morena.

Hay una consecuencia no prevista por los diseñadores de ese fraude a la ley. Esta dispone que quienes participen en el proceso de selección de candidatos de un partido, quedarán impedidos de hacerlo por otro. Es una regla para evitar el transfuguismo. Sin embargo, dado que Morena convocará en junio a elegir al “Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la 4T”, cualquiera de los perdedores en esa competencia quedará en libertad de marcharse con sus bártulos a otro partido, para lograr la candidatura presidencial. Se podrá hacer sin violar la ley.

Como en 1987 ocurrió al PRI, la posibilidad de un cisma en Morena está presente. La historia se repite. Ya veremos como.