Mujercitas
“Be a lady, they say”, “¡Sé una señorita!”. Es la frase que muchas mujeres hemos escuchado desde que somos pequeñas, pero ¿qué significa ser una señorita? La verdad es una pregunta que a muchas nos tiene cansadas porque ha dado lugar a la formación de estereotipos sobre cómo deberíamos ser las mujeres; además, es una expresión que nos reduce a ciertas características superficiales. Greta Gerwig logra plasmar esta temática en su nueva versión de Mujercitas.[i]
Con el clásico de Louisa May Alcott, la directora estadounidense nos quiere mostrar otra perspectiva de las muchas adaptaciones de Mujercitas. Gerwig logra enseñarnos en su película las dificultades que existen entre el deber ser de las mujeres y sus ambiciones.
Mujercitas nos hace preguntarnos lo siguiente: ¿ser mujer es una limitante para tener altos ideales? ¿Por qué cuando una mujer quiere incidir en la política, la sociedad trata de detenerla y convencerla de que es mejor para otras labores?
La película de Mujercitas nos presenta un problema de hace ciento cincuenta y dos años[ii] que sigue siendo vigente en el 2020: el mundo en el que vivimos no ofrece muchas opciones para las mujeres. Y si las ofrece, las mujeres que emprenden un camino distinto son criticadas por sus decisiones. Vivimos en un mundo que es duro con las mujeres ambiciosas.
Jo es uno de los personajes de la película que nos muestra su camino en un mundo de hombres. Es la mujer que nos propone un final feliz distinto al «felices para siempre» de las películas románticas que venimos arrastrando.
En el 2020, donde parecen abrirse más opciones para las mujeres que en el siglo diecinueve, Jo nos interpela con lo siguiente: ¿qué queremos hacer con nuestras vidas más allá de los intereses románticos que nos han impuesto?
No podemos dejar que falsos estereotipos nos distraigan de nuestros sueños. Muchas veces el amor romántico se nos presenta como el camino para la felicidad cuando no necesariamente es así.
Por otro lado, en una escena, Jo les comenta a sus hermanas que está escribiendo sobre lo que ha vivido con ellas, pero lo considera poco importante. Su hermana Amy en ese momento le dice que justo escribir sobre algo es lo que lo vuelve importante. Gerwig logra enfatizar esto en su película, es decir, el día a día de una mujer es valioso.
Creo que si Gerwig enfoca la lupa en la vida de unas mujercitas es porque se tienen que contar más historias de mujeres. No podemos reducir Mujercitas a literatura para niñas. Esta película nos despierta para que –como sociedad– escuchemos más historias de mujeres.
El día a día de una mujer mexicana es de valientes, ahí hay muchas historias importantes que no podemos ignorar. La mujer mexicana vive en una sociedad donde no está segura, en su día a día hay chiflidos de un vulgar, acoso en las calles, miedo de que un hombre la toque en el metro, comentarios nefastos de algún compañero de trabajo y más. Hay miles de historias todos los días dentro y fuera de casa.
Ahora es momento de escribirlas, contarlas, movernos y actuar al respecto. Por eso los invito a ver Mujercitas, para que empecemos a voltear a ver la vida cotidiana de las mujeres, para que todos nos volvamos a sensibilizar y que, en vez de estar opinando y diciendo «sé una señorita», nos involucremos para que esas «señoritas» dejen de ser violadas cada día en nuestro país.