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Alto voltaje electoral en Estados Unidos

El martes 5 de noviembre se celebran las sexagésimas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los votantes eligen a los compromisarios que deberán escoger al nuevo presidente y vicepresidente a través del Colegio Electoral.1 Con una población de 232 millones de habitantes, se tienen alrededor de 179 millones de personas registradas para votar. Estados Unidos será, en un futuro próximo, una nación de minorías y en la actualidad los treinta y seis millones de votos latinos definirán en gran medida el resultado electoral. Cabe decir que el apoyo hispano hacia el republicano Donald Trump es mayor que hace cuatro años y amenaza la victoria demócrata en estados clave. 

La dinámica electoral se desarrolla bajo un denso clima de violencia política en un país donde los magnicidios consumados o en grado de tentativa ocupan un lugar destacado en su historia. La carrera por la presidencia más poderosa del mundo avanza hacía su tramo final en una sociedad dividida por la polarización creciente, el bloqueo y el desprestigio de las instituciones. 

 

El tiempo de Biden

 

La conferencia de prensa, celebrada en el contexto de la Cumbre de la otan en Washington a la que asistieron líderes de los treinta y dos países miembros de la organización,2 duró tres cuartos de hora, es decir, tan sólo cuarenta y cinco minutos. El presidente Joseph Biden se dirigía a los periodistas con cortesía y respondía con respuestas atinadas y detalladas. Recordaba con precisión nombres, hechos y cifras. En un momento determinado surgieron los tropiezos verbales y los pensamientos a medio terminar; al presidente Zelensky de Ucrania –justo en el acto de cierre– lo llamó “presidente Putin”, dejando sorprendidos a los invitados en la presentación de una declaración conjunta firmada por veinticuatro naciones en la que se reafirmó el apoyo a Ucrania y la eventual membresía de Kiev a la alianza atlántica.

Los restauradores de arte utilizan el término fotodegradación para describir el proceso por el cual una pintura se desvanece. Los colores siguen presentes, simplemente se vuelven menos vívidos. Esa es la historia de Joe Biden. Los presidentes del vecino país del norte pierden o renuncian por tres razones: crisis económica, fracaso militar o división partidista.3 La historia y el destino le habían sonreído a Biden; la economía en Estados Unidos es la mejor desde finales de los años sesenta de siglo pasado. Estados Unidos no está directamente en guerra y la generación de empleos ha roto récords históricos. Y hasta el debate del pasado mes de junio,4 el Partido Demócrata se encontraba unido. Pero los errores puntuales de Biden han derivado en una división partidista fatal, como la que devoró a William Taft en 1912 y a George H.W. Bush en 1992. 

La conferencia de prensa del fatídico 11 de junio tenía, entre otros, el objetivo político de cerrar la división del Partido Demócrata. Pero ocurrió todo lo contrario, la división se acrecentó. Biden pudo haber tratado de explicar que tenía algún plan para “cambiar las cosas, para él y para ellos”. No lo hizo, sólo sugirió vagamente que los acontecimientos podrían ser peores (…) que las encuestas no eran confiables y que otros presidentes en ejercicio se habían recuperado al final de la carrera hacía la Presidencia. No tuvo un sólo argumento que pudiera tranquilizar la ansiedad de la “militancia” de su partido. El editor en jefe del semanario político The Atlantic, David Frum,5 opinó que Biden pudo haber hecho un llamado de navegar contra el viento, al estilo de Ted Kennedy, o referirse quizá a los profundos valores partidistas, “esos por los que todos los demócratas consideran que vale la pena luchar y si es necesario, perder”. 

De acuerdo con Frum, era el único Plan B para animar a su partido y no lo ejecutó. Lo que hubo, agrega el analista, fue un permanente reproche implícito. En la conferencia de prensa sólo hubo mucho “yo”, nada de “ustedes” ni mucho menos “nosotros”, anotó el analista. Lo anterior sorprende mucho porque Biden tiene una extraordinaria experiencia en el oficio político, hasta el punto de que el reconocido periodista y autor Franklin Foer intituló su libro sobre Biden como The Last Politician.6 Pero lamentablemente le ocurre algo que olvida la mayor parte de los políticos: crees que eres imprescindible, irremplazable e importante ahora, pero algún día también te irás. 

El virus del mesías parece haber contagiado a Biden de todas las víctimas probables. Y es que, repito, Biden ha sido un presidente sorprendentemente exitoso. Con una mayoría mínima en la Cámara de Representantes y el Senado en sus primeros dos años, Biden promulgó más leyes importantes que cualquier otro presidente desde Lyndon Johnson.7 Coordinó una defensa exitosa de Ucrania, amplió y fortaleció la otan, cabildeó con audacia en su propio partido sobre el conflicto en Medio Oriente, a lo largo de su mandato presidencial la delincuencia ha disminuido drásticamente y otros indicadores sociales se han vuelto positivos después de una tendencia negativa bajo el periodo presidencial previo. 

La gran frustración de la vida de Biden pudiera ser llegar a la Presidencia tan tarde. La buscó en 1988 y nuevamente en 2008. También la quiso en 2016; si hubiera obtenido la nominación demócrata ese año, Biden podría estar ahora completando su segundo mandato indiscutiblemente envejecido por las presiones propias de un presidente de la primera potencia económica y militar mundial, pero todavía reconocible. En cambio, la Presidencia le llegó cuando todavía poseía el vigor y la habilidad para desempeñar el cargo, pero al mismo tiempo, la fuerza para mantenerlo estaba menguando. Se observaba a un buen hombre reunir todo el poder de su voluntad contra el debilitamiento de su cuerpo. El tiempo trasciende al poder y no tiene piedad del anhelo humano, ese que tanto se necesita y no se devuelve. 

 

Mes horribilis 

 

Desde el debate presidencial hasta el atentado contra Donald Trump, se tuvieron semanas que marcaron un mes horribilis para Biden y todo el Partido Demócrata.8 La pregunta es si los demócratas podrán superarlo y volver a ser competitivos. En primer término, el cambio de candidato ya no parece tener mucho sentido porque las encuestas han mostrado que ninguna de las alternativas, incluida la de la vicepresidenta Kamala Harris, lograría mejores resultados que Biden. La apuesta Demócrata reside en una campaña ciudadana, protagonizada por millones de voces que pudieran “advertir” las consecuencias que tendría una nueva administración de Trump. Los estrategas de Biden se inclinan por difundir declaraciones de celebridades,9 las cuales consideran más efectivas que los discursos del candidato o, si eventualmente –aunque poco probable– hay cambio, de la candidata. 

Por otro lado, las y los demócratas buscan “feminizar” la campaña, es decir, identificar los temas que puedan activar al electorado femenino. La mayoría de las encuestas coinciden en que la brecha de género se está ampliando y que las mujeres votan cada vez más a los demócratas y los hombres a los republicanos. Esto teniendo en cuanta que hay más mujeres, las cuales históricamente tienen porcentajes más altos de movilización política y electoral. Cabe recordar que en las últimas elecciones intermedias a la Cámara de Representantes de 2022, el debate sobre el aborto fue clave en la resistencia demócrata. La duda sería si pudiera volver a serlo, o electoralmente el tema ya está amortizado. 

El mes horribilis también dejó importantes lecciones. La fotografía de Trump sobreviviente, con sangre en la cara y el puño levantado, contrasta con la imagen que ya tienen los electores de Joe Biden. Según una encuesta, el 86 % cree que Biden es muy mayor para ser presidente (el 58 % piensa que ambos son muy mayores). 


El efecto Butler 

 

Donald Trump ha elegido a James David Vance como su compañero de fórmula en la Convención Nacional Republicana.10 Mejor conocido como J.D.Vance, el joven senador por Ohio (tiene treinta y nueve años) es el primer millennial en la candidatura a la vicepresidencia del Partido Republicano. Creció en una zona golpeada por la pobreza, el aislamiento y la adicción.11 Aunque fue un severo crítico de Trump, éste último lo ayudó en 2022 a ganar la primaria de su partido en su camino para ser senador. Su perfil es similar al del candidato presidencial republicano: favorece una línea dura contra la migración, desestima el impacto del calentamiento global, se opone a las ayudas militares a Ucrania y apoya el uso militar de Estados Unidos para atacar al crimen organizado en México. La selección de Vance busca atraer a los jóvenes y tiene la intención de sumar a electores de los doce estados del Medio Oeste.12 

El voto indeciso es cada vez más reducido en Estados Unidos mientras que en los estados clave (swing states) el voto se decanta a favor de los republicanos.13 El intento de magnicidio contra Trump en la ciudad de Butler modificó por completo la fisonomía de la campaña electoral. El foco de la atención pública cambió en cuestión de segundos; ayer predominaban las capacidades cognitivas de Biden mientras que hoy el principal tema es lo ocurrido en el mitin de Pensilvania. El terrible evento le ha sumado adeptos a Trump, quizá dos o tres puntos más en las preferencias, los que probablemente necesita para obtener la victoria.

La crispación en X, WhatsApp o en TikTok se ha incrementado, y tanto la confusión como la desinformación en la era de las fake news se ha extendido como pólvora. El repudio a la violencia ha sido unánime y los dos grandes partidos estadounidenses advierten de la necesidad de bajar el tono hostil y destructivo.14 Faltan tres meses para el 5 de noviembre, pero la fecha se acerca con rapidez y las siguientes semanas serán decisivas en las elecciones más complejas y de mayor voltaje en la historia moderna de Estados Unidos.


1 El Colegio Electoral de los Estados Unidos —ejemplo de elección indirecta— es el cuerpo de compromisarios encargado de elegir al presidente y vicepresidente. Desde 1964, el Colegio Electoral tiene 538 compromisarios. Se requieren 270 votos electorales para ganar.  

2 Estados Unidos fue la sede de la Cumbre de la OTAN, celebrada del 9 al 11 de julio de 2024 en Washington DC, con ocasión del histórico 75° aniversario de la Alianza. La conferencia de prensa en mención se llevó a cabo el jueves 11 de julio. 

3 En ocasiones, el presidente es sacudido por dos razones o incluso por tres, como le sucedió a Jimmy Carter en 1980. 

4 El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el expresidente Donald Trump se enfrentaron el jueves 27 de junio en un primer debate presidencial. Fue un encuentro anticipado porque no habían sido nominados oficialmente por sus partidos ni se había iniciado formalmente la campaña presidencial. 

5 David Frum es un prestigiado comentarista político canadiense-estadounidense y exredactor de discursos del presidente George W. Bush. 

6 El título completo del libro es The Last Politician; Inside Joe Biden´s White House and the Struggle for America´s Future, publicado en septiembre de 2023.

7 Lyndon B. Johnson fue líder del Partido Demócrata y presidente de los Estados Unidos (1963-1969).

8 Isabel II hizo famosa la frase “annus horribilis” para el año 1992, en el que se refería a una sucesión de eventos desafortunados y perjudiciales para la corona británica. 

9 Declaraciones de gran impacto como las de Scarlett Johansson o las muchas que recoge la cuenta @celebs.against.trump.

10 La Conferencia Nacional Republicana se llevó a cabo el 15 de julio en la ciudad de Milwaukee en el estado de Wisconsin. 

11 Vance saltó a la fama en 2016 cuando publicó el libro Hillbilly Elegy que retrata la vida en la zona donde creció.

12 Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas, Minnesota, Iowa, Misuri, Michigan, Wisconsin, Illinois, Indiana y Ohio. 

13 La lista incluye a Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, de acuerdo al profesor David Schultz de la Universidad de Harvard. 

14 El presidente Joe Biden estaba en misa cuando se produjo el ataque contra Donald Trump. En una intervención pública desde la Oficina Oval expresó: “no hay lugar en América para este tipo de violencia. Es enfermizo. Es una de las razones por las que tenemos que unir a este país. No podemos permitir que esto suceda”. 

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Alejandro Guerrero Monroy

Politólogo e internacionalista. Maestro en Economía y Gobierno. Especialista en política internacional y asuntos electorales. 

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