El diluvio que viene
Ningún otro evento en este primer mes del nuevo año tiene la importancia del que ocurrirá el lunes 20 en Washington, DC. A 10 días del segundo arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, el mundo está expectante de sus primeras decisiones. Para México hay 3 asuntos de relevancia e impacto inmediato: la deportación, destino México, de cientos de miles de personas; las medidas contra la producción y trasiego de fentanilo, y los aranceles unilaterales a diversos productos, agrícolas e industriales, de origen mexicano.
Mientras llega la fiesta, el mismo Trump calienta el ambiente con declaraciones que, siendo producto de su incontinencia mandibular (“tiene una lengua mas rápida que su cabeza”, Muñoz Ledo dix it respecto a Vicente Fox), revelan las intenciones y deseos de quien conducirá al gobierno más poderos del orbe en los siguientes cuatro años. Cuando Trump habla de acciones inmediatas contra los capos de los carteles mexicanos, de imponer aranceles del 100% a los autos chinos fabricados en México, o de cambiar de nombre al Golfo de México, nuestro gobierno puede considerar que se trata de bravatas y responderle con chistoretes, pero mejor sería tomarlo en serio; no porque las cosas vayan a ser exactamente como lo anuncia, sino porque algo malo va pasar.
Reaccionar ante las declaraciones del futuro presidente de Estados Unidos como si se tratara de un duelo de albures no aporta nada al diseño y puesta en práctica de la política mexicana ante el diluvio que viene. Frente a las amenazas y groserías de Donald Trump , la respuesta mexicana tendría que ser comprensible para los tomadores de decisiones de inversión que operan o tienen interés en México, para los medios de comunicación y círculos de influencia con impacto internacional y para la opinión pública.
Recuerdo una caricatura de Rogelio Naranjo en la revista Proceso: mirando hacia México por encima del muro fronterizo, el tío Sam nos grita ¡corruptos! El mexicano le responde ¡mariguanos! Así estamos en estos días. No por carecer de medios para defender los intereses de México, sino por falta de articulación y sentido de la política de nuestro gobierno, que llega a los 100 días dando tumbos, mareado por el tornado de reformas constitucionales, legales y administrativas que les heredó su antecesor, y ellos están convirtiendo en tormenta.
Si alguna recomendación cabe hacer al gobierno federal es que se tomen unos días para estudiar. Que dejen de preocuparse por lo que se dirá mañana por la mañana, para empezar a analizar lo que se puede hacer ante las medidas que Trump ponga en acto a partir del 20 de enero. Ofrecer a los migrantes mexicanos, en riesgo de deportación, una aplicación (App) para que sus teléfonos celulares tengan un botón de pánico que podrán utilizar para informar al consulado mexicano más cercano que están siendo detenidos, suena a broma de día de los inocentes. Eso fue en diciembre.
Un asunto que reclama inmediata acción es lo que harán, a partir del fin de este mes, los gobiernos municipales, estatales y federal con los migrantes no mexicanos expulsados de Estados Unidos, que pueden llegar por miles a las ciudades de nuestra frontera, con o sin sus familiares. No existen recursos ni infraestructura para brindarles atención humanitaria, mucho menos para ofrecerles trabajo remunerado. Dejarlos a merced de los traficantes de personas, o de la caridad de organizaciones religiosas o civiles, es hoy la perspectiva que tenemos enfrente. Hasta hoy no se conoce el plan y las acciones para atender la inminente situación de emergencia, que puede provocar graves problemas en varias de nuestras ciudades fronterizas.
En el tema del combate a los carteles el discurso soberanista de México puede ser muy atractivo para los fieles de la 4T, pero es inútil ante las realidades que se vienen encima. La posibilidad de medidas directa, en nuestro territorio, por fuerzas especiales, de alguna o varias agencias estadounidenses, o con la colaboración de mexicanos y el cobijo de inteligencia de la DEA, la CIA o el FBI, es mucho más que el guion de la segunda temporada de la serie de TV Lioness. Frente a ese riesgo el gobierno federal deberá resolver su encrucijada: proteger y garantizar impunidad a los suyos, o encontrar la forma de ponerlos a disposición de la justicia mexicana, antes de que veamos acciones similares a las que llevaron al Mayo Zambada ante una corte en Nueva York, solo que el protagonista podría ser algún gobernador o alcalde de Morena.
En el ámbito económico, por inacción y confusión, nos hemos quedado solos. Canadá se apartó hace meses de México y hoy está en una crisis de gobierno. En Estados Unidos no se han activado los resortes que pueden poner barreras empresariales a las amenazas de Trump. Amagar con que ante aranceles injustificados México responderá de igual manera, es otorgar carta de verdad a la discutible idea de que en esa guerra ellos tienen más que perder. Eso no es así. Por lo pronto, un dólar en ventanilla bancaria se vende en 21 pesos o más. La devaluación es un hecho y la incertidumbre está convirtiéndose en temor.
Pasados 100 días del actual gobierno, el periodo de gracia, si es que lo hubo, está terminado. Las reformas constitucionales impuestas por el ex presidente a su sucesora han generado mayor confusión e incertidumbre en los mercados, al ser calificadas como un atentado a la seguridad jurídica y la democracia. Una amiga canadiense me preguntó hace unos días: ¿porque mi país debe apoyar a quien no respeta los acuerdos trilaterales y abandona los más elementales estándares democráticos? No tengo respuesta.
Insistir en fugarse de la realidad con anuncios de vacunas y coches que no existen, o de obras para las que no hay proyectos ejecutivos ni fondos públicos; presentar resúmenes, en unas pocas láminas de power point, de planes y programas que no están formulados, es cerrar los ojos ante la coyuntura más amenazante que México y el mundo hayan tenido enfrente en varias décadas. La pregunta relevante -hoy- no es qué hizo el gobierno mexicano en los primeros 100 días, sino qué hará en los siguientes 20.
Sígueme en: www.vozyvoto.com.mx