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Fake News, malos perdedores y elecciones

En Twilight of Democracy, Anne Applebaum detalla una anécdota que destaca el rol de los medios de comunicación en la política. En una conferencia celebrada en 2020 -organizada parcialmente por el gobierno húngaro- se presentó el actual Primer Ministro de ese país: Viktor Orbán. En contexto, Hungría es el único país europeo que ha cerrado una universidad, que ha puesto a instituciones académicas bajo el control directo del gobierno y el único caso en el que se ha empleado una combinación de presión política y financiera para controlar a la mayoría de la prensa. Cuando los asistentes cuestionaron a Orbán sobre sus estrategias políticas éste mencionó la importancia de no compartir el poder con otros partidos y contar con el apoyo de los medios. “En la parte trasera de la sala donde estaba sentada la prensa, algunas personas se rieron. El resto de la sala asintió, sin reírse en absoluto: coincidieron y entendieron”.[1]

En una democracia plena, una prensa libre y objetiva es un contrapeso necesario frente al posible abuso de poder. La información que los medios proveen a la ciudadanía es vital para que estos tomen decisiones informadas. El papel de los medios de comunicación es especialmente crucial durante campañas electorales en donde partidos y políticos presentan propuestas. Así, las elecciones son el espacio idóneo para estudiar el comportamiento de la prensa y sus audiencias frente a la información proveída por los políticos. De esta manera, la última elección peruana presenta ciertas lecciones sobre el papel de la prensa en procesos electorales conflictivos y el papel de las instituciones electorales frente a las fake news.

Malos perdedores y medios que desnivelan la cancha

Entre abril y julio de 2021, Perú vivió el proceso electoral más polarizado desde su retorno a la democracia en el 2000. En la Segunda Elección Presidencial compitieron Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Pedro Castillo (Perú Libre). Días después de concluido el proceso, y a pesar de una diferencia de decenas de miles de votos en los resultados, Fujimori, al igual que el expresidente Donald Trump, se negó a reconocer su derrota. Apoyada por distintos actores, declaró ante los medios la existencia de un fraude electoral que, hasta el día de hoy, no posee pruebas. Las declaraciones de Fujimori fueron acompañadas de información falsa o manipulada que cuestionaba la integridad del proceso y el papel de los organismos electorales.

Lamentablemente, ni Fujimori ni Trump son los únicos casos de fake news impulsadas por políticos. Benjamin Netanyahu, ex primer ministro de Israel, señalaba que el acuerdo de la oposición para sacarlo del poder era el “fraude del siglo” sosteniendo que era víctima de un complot del “estado profundo”. En Brasil, Jair Bolsonaro, sostenía en 2018 que solo perdería la elección si había fraude, sin aclarar nunca las pruebas materiales que apoyaran dicha declaración. En países menos institucionalizados, como Myanmar, afirmaciones sin fundamento ni evidencia se han empleado para tomar el poder, suprimir medios de comunicación o encarcelar a figuras de oposición.[2]

La desinformación y las fake news causan un mayor impacto en donde existe desconfianza hacia las instituciones, los partidos y los políticos. Esta condición se cumple especialmente en América Latina y, sobre todo, en el caso peruano en donde la confianza hacia los partidos ha disminuido paulatinamente año tras año. Mientras en 2018 la confianza en América Latina era del 13%, en Perú alcanzaba un 7%. Durante octubre 2019 y marzo 2020, según un reporte del Instituto Nacional de Informática y Estadística del Perú, las instituciones menos confiables eran los partidos políticos (3%) y el Congreso de la República (4.3%).[3]

Sumada a estas cifras que demuestran una crisis en las instituciones peruanas, es necesario también destacar el papel de los medios de comunicación y su posición política durante el proceso electoral de 2021. La prensa peruana estuvo lejos de proveer información segura, confiable e imparcial. Una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) demuestra que, en la Segunda Elección Presidencial, el 59% de personas encuestadas consideraban que los principales canales de televisión, radio y periódicos favorecieron a una candidatura. En contraste, solo el 35% de las personas detallaron que los miembros fueron imparciales.[4]

Un ejemplo de esta cobertura mediática desproporcionada, en su mayoría a favor de Fujimori, fue el programa dominical “Cuarto Poder” del Canal América. En este, diferentes periodistas señalaron que el nuevo director, Gilberto Hume, mencionó que “a la empresa le preocupaba la candidatura de Castillo y que había que tomar partido en su contra”.[5] Las y los periodistas también precisaron que en este programa se censuraron temas vinculados al financiamiento de la campaña de Fujimori y se recortaron informes. Estos eventos produjeron, el ocho de junio de 2021, la renuncia de ocho miembros de este programa.

En un contexto en el cual los medios tradicionales no eran considerados confiables por la ciudadanía, las redes sociales también jugaron un rol importante en distribuir información. Sin embargo, estos canales fueron abarrotados por noticias falsas sobre ambas candidaturas, su campaña electoral, el accionar de los organismos electorales y eventos post jornada electoral. Durante la Segunda Elección Presidencial, PerúCheck, alianza de periodismo colaborativo de fact-checking, identificó más de 25 noticias falsas relacionadas al proceso electoral. Las fake news abarcaban un amplio rango de tópicos, desde supuestamente arengas de guerra civil en Puno en contra de un supuesto fraude a favor de Fujimori (el video correspondía a manifestaciones en Bolivia en 2019), hasta supuestas irregularidades en el padrón electoral, la presencia de muertos que votaban y malversación de las actas electorales.

¿Qué hacer frente a las fake news? El rol de los organismos electorales

Ante la desproporcionada cantidad de noticias falsas que cuestionaban la legitimidad del proceso electoral, tanto la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) como el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) emplearon diversas estrategias para desmentir estos datos y desarrollar acciones de alfabetización digital y pedagogías públicas. Para ello, ambos organismos utilizaron sus redes sociales para corregir, comprobar información e informar sobre la veracidad de la misma. En el caso de la ONPE, la red más empleada para evaluar la información difundida y desmentirla fue su cuenta de Twitter. Mientras que el JNE creó un “Comité Técnico de Fact Checking” que verificó información compartida en las redes sociales.

En ambos casos, los organismos desmintieron datos, acusaciones y hasta videos que no correspondían al proceso electoral o estaban fuera de contexto. Cada corrección contaba con una explicación sobre el suceso y evidencia que desmentía la información compartida. En algunos casos, la ONPE tuvo que grabar tutoriales sobre cómo buscar información en su página web, cómo leer las resoluciones, cuál era la legislación electoral vigente, entre otros recursos que proveyeron de medios para poder realizar un fact-checking de manera independiente.

Asimismo, la ONPE, promovió la transparencia de información antes, durante y después de los comicios. Para garantizar la credibilidad de los resultados, la ONPE anunció un primer reporte de los mismos en su página web a través de una transmisión en directo para luego actualizar tanto su portal como sus redes sociales cada media hora. Esta constante actualización contribuyó a la confianza y tranquilidad de la ciudadanía que pudo conocer los resultados y acompañar al proceso desde sus dispositivos electrónicos en tiempo real. La proactividad de los organismos electorales peruanos fue reconocida por los medios de comunicación, la ciudadanía y los organismos internacionales.

¿Qué enseña la experiencia peruana?

Tras las elecciones peruanas, los organismos electorales latinoamericanos han reconocido la relevancia de combatir las fake news y el impacto que estas tienen en la organización de las elecciones. Esta experiencia además también se dio en otras elecciones como las mexicanas o la propia política brasileña. Por ello, el pasado martes 17 de agosto, distintos representantes de entidades electorales firmaron la declaración: “El impacto de la pandemia y las noticias falsas en los procesos electorales”. De esta manera, estas instituciones podrán coordinar acciones para combatir las noticias falsas y la desinformación.

La propagación de noticias falsas en Perú demuestra la importancia de la labor de los organismos electorales en su función pedagógica. Tanto la ONPE como el JNE demuestran que el mejor accionar es la proactividad y la transparencia de la información. Asimismo, es evidente que no es suficiente refutar las fake news, pues estas seguirán navegando y compartiéndose. Las instituciones deben también proporcionar herramientas para una lectura crítica de las noticias para que puedan identificar por sí misma datos falsos, erróneos o manipulados. Promover información objetiva, así como obsesionarse con la transparencia de los datos es un primer gran paso para fortalecer la democracia en América Latina.


[1] Applebaum, Anne. 2020. Twilight of Democracy. USA: Knopf Doubleday Publishing Group, pp. 138-141.

[2] Faiola, Anthony; Claire Parker y Terrence McCoy. 2021. “With election fraud claims, Peru’s Keiko Fujimori takes a page from the Trump playbook. She’s not alone”. The Washington Post. Disponible en: https://wapo.st/3ASimJ9

[3] UNESCO. 2021. Respuestas para combatir la desinformación en procesos electorales en Perú. Disponible en: https://bit.ly/3ATpjJR

[4] IEP. 2021. Informe de Opinión Mayo II-2021. Informe sobre Política. Medios de Comunicación y Campaña Electoral. Lima: IEP.

[5] Carta al presidente del Tribunal de Ética del CCP disponible en: https://bit.ly/3mgiw8Y

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Cristhian Jaramillo

(PUCP) de Perú. Maestrante en la London School of Economics and Social Sciences. Integrante del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Organización de los Estados Americanos. Sus líneas de investigación están centradas en partidos políticos, reformas electorales y políticas y elecciones en América Latina.

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