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Liderazgo frente a la pandemia

Mucho se habla en los últimos meses acerca de la eficaz gestión por parte de algunas mujeres lideresas para enfrentar la pandemia del Covid-19. Las jefas de gobierno de países como Nueva Zelanda, Alemania, Noruega, Taiwán, Islandia y Dinamarca han sido quienes, alrededor del mundo, han sobresalido en la gobernanza de una respuesta que ha dado cuenta de decisiones acertadas y oportunas para contener la emergencia sanitaria. Decisiones a consciencia que se han destacado por una mirada holística de los desafíos que sólo es posible cuando –en situaciones como ésta– se reconoce y legitima el conocimiento de las y los profesionales de la salud evidenciando, además, que la prioridad es el cuidado, la salud y la seguridad de las personas, por encima de todo.

Estas lideresas, además, han sobresalido por su capacidad de haber tomado medidas preventivas a tiempo, por su valentía en tomar decisiones críticas y por la prudencia respecto a cuestiones de disenso. También vienen distinguiéndose por sus habilidades para una comunicación asertiva y efectiva hacia la ciudadanía pero, sobre todo, por la integridad de sus decisiones y actos.

Hechos que se podrían enmarcar en eso que se ha reconocido como los rasgos de los buenos líderes: capacidad de escucha, coraje, creatividad, empatía e integridad. Vale decir, rasgos que no son exclusivos de las mujeres. También hay algunos líderes hombres que están gestionando la crisis eficazmente con valores casi idénticos a los reconocidos para estas mujeres. Sin embargo, que algunos de los hombres líderes lo hagan bien, no es tan novedoso como que las mujeres lo consigan.

Lo que ha pasado es que –frente a la tardía o deficiente gestión de otros tantos líderes ante la emergencia sanitaria– estas mujeres sobresalen por los incontables buenos resultados frente a la pandemia hasta ahora. Y sobresalen porque, además, son mujeres y, lamentablemente, nuestras sociedades no han incorporado aún la idea de que las mujeres son capaces de liderar y gobernar exitosamente. De hecho, el 28 % de las mujeres y el 45% de los hombres consideran que ellas están menos calificadas para los puestos de liderazgo.1

No obstante, es realmente positivo que estos liderazgos por parte de mujeres hayan relucido en el manejo de esta crisis. Es positivo, porque nos da una foto interesante del momento, pero también es relevante porque nos plantea nuevas perspectivas a futuro. Por un lado porque, tal como señala el reciente informe publicado por la Comisión Interamericana de las Mujeres (cim/oea), el hecho de contar con mujeres como referentes de liderazgo contribuye a neutralizar los sesgos de género.2 Unos sesgos inconscientemente incorporados y todavía encallados en nuestras sociedades que afectan tanto el empoderamiento personal, social y político de las mujeres, como los prejuicios contra sus capacidades. Por otro lado, es positivo porque nunca más las mujeres podrán estar ausentes de las medidas de prevención, preparación y mitigación de las futuras crisis. No si lo que se espera es vencer los riesgos evitables de las catástrofes, sean sanitarias, climáticas, sociales o económicas. No si lo que se espera son respuestas incluyentes y sostenibles.

Sin embargo, lo que no puede pasar en próximas crisis es que las mujeres estén sub representadas en los espacios claves de decisión. Si han llamado la atención las pocas lideresas mundiales en la gestión de la pandemia es porque, lamentablemente, son también una minoría en la representación. Las mujeres Jefas de Estado son solo el 6.6% a nivel mundial.3 En nuestro continente, las mujeres representan solo el 31.6% de los parlamentos,4 el 22.9% de los Ministerios de Salud5 y el 25% de los puestos de dirección en los centros hospitalarios6 a pesar de que representan el 80% del personal de enfermería y más de la mitad de las y los médicos.7 Además, y tal como señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, cepal (2020), son las mujeres quienes mayoritariamente están asumiendo la crisis del cuidado frente a las medidas de confinamiento y distanciamiento que se han impuesto a nivel global.8 No parece justo, entonces, que siendo las mujeres quienes están salvando vidas en esta pandemia, estemos tan poco representadas en la toma de decisiones y nuestros derechos se mantengan tutelados por el poder y la voz de otros que escasa o nulamente llegan a comprender los impactos de género que esta crisis trae aparejados, y que lamentablemente profundiza aún más las desigualdades ya existentes.

El poder de los vínculos en el liderazgo de las mujeres

Por ahora, no hay evidencia suficiente para decir que las mujeres son mejores líderes que los hombres. Simplemente porque son minoría en los espacios de poder y, por tanto, son menos los casos de éxito que se pueden relevar.

Tampoco podemos caer en esencialismos fáciles. Nuestros cromosomas no tienen nada que ver con un «liderazgo femenino». No por el hecho de ser mujeres se tiene mayor empatía o integridad. Y así como damos cuenta de mujeres lideresas comprometidas con la igualdad, también encontramos otras tantas que no acompañan la agenda de derechos, desafortunadamente.

No obstante, y sin lugar a dudas, la socialización tradicional de la mayoría de mujeres ha determinado nuestra forma de entender las relaciones, en todos los órdenes. Las mujeres acarrean una carga histórica en relación con las responsabilidades de cuidado que, a pesar de que ello ha contribuido a profundizar la división sexual del trabajo y las desigualdades de género, por otro lado, nos ha habilitado para un poder único: el poder de los vínculos. Gabriela Mistral decía que las mujeres somos el hemisferio humano. Y tiene mucho sentido. Hemos heredado la capacidad de la empatía, desarrollada y sofisticada, porque nuestras vidas están estrechamente vinculadas a los demás, al cuidado de los demás. En diferentes ciclos de la vida, la mayoría de las mujeres asumen una relación de cuidado: como hermanas, como madres, tías, abuelas, hijas de nuestros padres ancianos e, incluso, al lado de maridos plenamente funcionales. Del mismo modo, las que optaron por profesiones como la docencia o la enfermería (tradicionalmente feminizadas), desarrollaron ese vínculo con los demás que ha infundido en las mujeres una poderosa capacidad de empatía.

Educadas bajo una motivación «altruista», incluso entre las mujeres que buscan participar en política, coincide una razón intrínseca que las moviliza dada por «una fuerte noción de servicio, más que de ejercicio de poder» (Massolo, 2006 p.91) que sugiere, asimismo, que las mujeres pueden representar mejor los intereses ajenos antes que los propios.9

Para lo bueno y para lo malo, hemos sido socializadas para ponernos en el lugar de los demás. En términos negativos, eso nos ha llevado a situaciones tan comunes para las mujeres como dar un paso atrás cuando merecíamos avanzar, a resignar nuestras desgracias por la felicidad de otros, a renunciar a sueños personales por nuestros hijos, nuestros padres, hermanos o maridos, o a ceder espacios de poder a favor de otros.

En términos positivos, ese poder de los vínculos nos ha dotado de esa capacidad de empatía que, para las mujeres lideresas, puede llegar a constituir una virtud invaluable ya que les permite reconocer las necesidades específicas y diferenciadas de la población y ofrecer respuestas incluyentes, menos individualistas, más colaborativas y más justas. Rasgos que las lideresas destacadas parecen poseer y que, definitivamente, resultan más eficaces en la gobernanza de crisis como la derivada de la actual pandemia.

El liderazgo de las mujeres más allá de los reflectores

Si bien se ha puesto el foco en esas pocas mujeres lideresas que hoy se destacan a nivel mundial por su atinada gestión política de la pandemia, y reconociendo que las condiciones estructurales de estabilidad económica, democracias e institucionalidad favorecen la gobernanza en tales países, lo cierto es que debemos reconocer que existen otros liderazgos de mujeres que, de manera anónima y muy lejos de contextos de bienestar, están conduciendo respuestas críticas para mitigar la crisis.

La diversidad y multiplicidad de liderazgos por parte de las mujeres en todos los niveles da cuenta también de que la creatividad que las moviliza no tiene límites cuando se trata de responder a emergencias. Cuando las mujeres tienen un ápice de compromiso social y liderazgo, no esperan a tener recursos para movilizar respuestas.

Miles de mujeres al frente de organizaciones sociales y feministas –así como lideresas barriales– están dirigiendo y movilizando la respuesta territorial a lo largo de nuestra región. En la mayoría de los casos, sin recursos y buscando ayudar allá donde el Estado no llega. Son las mujeres quienes han puesto en marcha las ollas populares, bancos y reparto de alimentos para las familias necesitadas y colectivos vulnerables, redes de atención y refugios para mujeres víctimas de violencia de género, organización de emprendimientos productivos alternativos, soporte educativo para las familias que no tienen acceso a las tecnologías de comunicación, asistencia para ayudar a las familias necesitadas a navegar en el acceso a los programas de transferencia monetaria, e incluso para sostener redes sociales de cuidado, entre otras iniciativas. Hay otras tantas mujeres, de sectores socio-económicos medios, que se han organizado para recaudar fondos y llevar la alimentación al personal sanitario de los hospitales o ayudar a las familias con dificultades económicas. Estos son también liderazgos loables. Liderazgos diversos, en muchos casos colectivos, innovadores, feministas y, sin lugar a dudas, transformadores.

Asimismo, es importante reconocer que, sin la mirada y las voces de las mujeres colocando las necesidades específicas e intereses estratégicos que tenemos como mujeres, no estaríamos ahora dándonos cuenta de la magnitud de los impactos diferenciados mientras son numerosas las mujeres que, además, desde distintos espacios, se han movilizado para ayudar o abogar por las más afectadas por la crisis. En palabras de la Líder del Comando Nacional COVID-19 de Perú, la Dra. Pilar Mazzetti: «Un aprendizaje de esta crisis es que son las mujeres las que acuden al rescate de otras mujeres».10

La mirada de los problemas desde la perspectiva de las mujeres es clave en la búsqueda de soluciones y, por lo tanto, necesitamos elevar nuestras voces en la toma de decisiones. Es una cuestión de derechos: somos la mitad de la población y debemos estar representadas en la misma proporción. Y es una cuestión de eficacia: solo la pluralidad de perspectivas garantizará respuestas inclusivas y efectivas.

En esa línea, el Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres,11 integrado por un total de 13 organizaciones internacionales, ha lanzado una campaña conjunta haciendo un llamado a los países para que aseguren la participación equilibrada de mujeres en la toma de decisiones frente a la crisis del Covid-19 buscando, además, ampliar el conocimiento y la conversación pública alrededor del liderazgo de las mujeres y visibilizar sus contribuciones liderando respuestas diversas a la pandemia.

Poner la mirada en la participación y el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones tiene que ser parte del diálogo alrededor de las respuestas que se esperan frente a esta coyuntura sin precedentes, sin perder de vista la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que, hoy más que nunca, debe marcar el cauce del que no pueden desviarse los compromisos globales y territoriales, aún frente a esta crisis.

Ahora, y en la etapa post-pandemia, queremos a más mujeres participando en las respuestas estratégicas a los desafíos planteados por esta crisis, tomando decisiones para colocar la agenda de las mujeres y abogando por la igualdad en un contexto que tendrá que adaptarse a cambios que, de ninguna manera, podemos permitir que represente un retroceso para los derechos y el adelanto de las mujeres. Solo con más mujeres liderando espacios de decisión podremos empujar soluciones sin que nadie quede atrás.

1 Hoffmann, A., Musch, J. Prejudice against Women Leaders: Insights from an Indirect Questioning Approach. Sex Roles 80, 681–692 (2019). https://doi.org/10.1007/s11199-018-0969-6

2 Comisión Interamericana de Mujeres (2020). COVID-19 en la vida de las mujeres: Razones para reconocer los impactos diferenciados. oea. Disponible en http://www.oas.org/en/cim/docs/ArgumentarioCOVID19-ES.pdf

3 Mujeres en la política 2020. onu Mujeres y Unión Interparlamentaria. Disponible en https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/library/publications/2020/women-in-politics-map-2020-es.pdf?la=es&vs=828

4 Observatorio de Igualdad de Género. Poder legislativo: porcentaje de mujeres en el órgano legislativo nacional: Cámara baja o única. cepal. Disponible en https://oig.cepal.org/es/indicadores/poder-legislativo-porcentaje-mujeres-organo-legislativo-nacional-camara-baja-o-unica

5 Comisión Interamericana de Mujeres (2020). Ibid.

6 Global Health Workforce. (2019). Delivered by women, led by men: A gender and equity analysis of the global health and social workforce (Human Resources for Health Observer-Issue No. 24). World Health Organization (WHO). Disponible en https://www.who.int/news-room/feature-stories/detail/10-key-issues-in-ensuring-gender-equity-in-the-global-health-workforce

7 Banco Interamericano de Desarrollo, BID. (2019). El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe. Washington DC.

8 cepal (Abril de 2020). La pandemia del COVID-19 profundiza la crisis de los cuidados en América Latina y el Caribe. Disponible en https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45335/5/S2000261_es.pdf

9 Massolo, Alejandra. (2006). Participar es llegar. Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer, un-instraw. Disponible en http://redmujeres.org/wp-content/uploads/2019/01/participar_es_llegar_participacion_politica_local_mujeres.pdf

10 Mazzeti, Pilar. Webinar “COVID-19: ¿Por qué el liderazgo de las mujeres puede marcar la diferencia en la respuesta?” Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres & Women in Global Health. Disponible en https://youtu.be/cPCY182k1ls

11 Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres: https://www.taskforcewomenleadership.org

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Flavia Tello-Sánchez

Coordinadora del Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres.

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