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Luchemos, ¡hasta que la dignidad se haga costumbre!

Cuando hablamos de los derechos humanos de nuestra población LGBTTTIQ+, de inmediato nos viene a la mente aquellos que más nos duelen, los que más nos pesan, los que nos arrancan la vida:


  • Derecho al libre tránsito: porque quiero caminar libre sin que me detenga la policía por mi expresión de género;
  • Derecho a la salud: porque quiero ser atendide con dignidad, que me proporcionen mis tratamientos hormonales en el sector salud, que son costosos y a veces inaccesibles;
  • Derecho a la no discriminación: porque quiero disfrutar mi orientación sexual, mi identidad y expresión de género autopercibida y hacerme visible, sin temor a que me ofendan, sin temor a ser corrida de mi empleo, sin temor a que me corran de mi casa;
  • Derecho a la vida: porque quiero vivir más de 35 años, no quiero perder mi vida tan joven por crímenes de odio, por terapias hormonales clandestinas, por falta de acceso al servicio de salud, por falta de retrovirales.


Desde muy pequeña supe que era mujer, me sentía mujer, me quería mujer, sin embargo, aceptarme frente a los demás fue un proceso complicado, cómo explicar algo que yo misma no entendía, saberme diferente nos genera una barrara en automático, pero no tenía opción, sobre todo por provenir de una familia sencilla, de campo.

Al paso de los años, consciente de que era una mujer diversa, tuve que enfrentar esa cruel realidad: la discriminación.

Durante una etapa de mi juventud, atravesé por el trabajo sexual ante la falta de oportunidades laborales, luego el travestismo, el comercio, y finalmente, el estilismo. Justo este último fue el que me permitió salir adelante, hasta ahora, soy reconocida, y lo digo con orgullo, como un referente en Aguascalientes, en diseño de imágen.

He vivido de primera mano y sin intermediaros, la discriminación, la privación de libertad por caminar por las calles como mujer, viví en carne propia el hostigamiento policiaco, nadie me lo ha contado, por ello mi activismo nació en esa realidad, en esas necesidades, y siempre, y en todo momento, el camino era tocar la puerta de las autoridades, implorando auxilio, implorando respeto, que nos voltearan a ver, pero el resultado era el mismo: esos temas no se tocan, no se atienden, no se mencionan.

Por esa cruel realidad, nos hemos enfocado en lo que a primera vista son derechos primarios, y los derechos político- electorales los hemos dejado de lado, no son nuestra prioridad, pero ha representado tocar la puerta de atrás, aquella puerta que nadie abre, que nadie atiende, aquella puerta que cuando logramos que nos atiendan, nos dan trato deshumanizado, como si pidiéramos caridad, cuando la puerta de enfrente era incidir verdaderamente en los cargos de elección popular, por lo que me decidí a tocarla.

Hace varios años comencé una carrera política, contendí por la alcaldía de Aguascalientes capital, fui objeto de burlas, de memes por mi condición de mujer transgénero, pero eso me hizo más fuerte, lejos de rajarme, me miré al espejo, me amé más que nunca, me abracé a mí misma y me aplaudí.

Los medios de comunicación me criticaron, me evadían, no me querían entrevistar, pero seguí adelante y, pese a que no resulté electa dentro del proceso interno de mi partido MORENA, eso no me impidió mantenerme vigente en la vida política.

Comencé con litigios estratégicos cuando me di cuenta que en la política al igual que en los demás derechos, no se nos permite disfrutarlos, debemos saberlo, gritarlo, repetirlo, tenemos derecho a VOTAR, SER VOTADES, REUNIRNOS PACÍFICAMENTE EN TEMAS POLÍTICOS, AFILIARNOS A PARTIDOS Y FORMAR PARTE DE AUTORIDADES ELECTORALES.

A partir de comprender y vivir en carne propia la discriminación y la restricción de mis derechos político-electorales, decidí asesorarme, invertí en abogades, invertí tiempo, dinero y esfuerzo, pero ha valido la pena, porque lo que inicié en Aguascalientes, representó abrir

las puertas de enfrente, litigué y gané las primeras CUOTAS ARCOÍRIS en México y en América.

También logré y lo digo con orgullo, ser la precursora de que, por primera vez en México se reconozcan a las personas NO BINARIAS en el derecho electoral, consiguiendo el casillero no binario en los documentos del OPLE Aguascalientes.

No fue una concesión graciosa, lo conseguimos a golpe de sentencia, nada se nos regaló, lo exigimos, y todo lo arrancamos.

Luego exigí cuotas arcoíris en cargos de elección popular en Aguascalientes, compartí las demandas en todo México, les pedí que las replicarán, pasamos desvelos.

En mi propio partido, compañeres de la diversidad me juzgaron de loca y que mis abogades estaban igual de loques que yo, que no tenía experiencia, que elles sabían más que yo, pero aun así les compartí mis logros, mis demandas para que las replicaran.

Tanto fue el éxito de mis litigios estratégicos, que, en más de 20 entidades, se lograron arrancar a golpe de sentencia los espacios públicos de representación popular.

Hoy, yo soy resultado de esos litigios, hoy mi partido me volteó a ver por esa lucha, por mi esfuerzo, por mis desvelos, como lo dije, nada es gratuito, nada es fácil, eso lo tenemos más que claro.

Ahora, la puerta está abierta, pero falta participación, falta que se sumen, por más decepcionades que estemos de la política, evadirla, huir de ella, es un acto cobarde, y lo que menos tenemos es eso.

Por primera vez en la historia de la Cámara de Diputades, hay presencia de dos mujeres transgénero, en mi caso, mi agenda legislativa es clara, luchar por nuestra comunidad LGBTTTIQ+, se me ha cuestionado que al llegar a ser legisladora federal tengo la obligación de legislar sin distinción, y es muy cierto, por eso emito mi votación en todas las sesiones, pero también es cierto que para atender temas de diversidad, solo habemos dos curules, para los temas de las mayorías, existen otras 498.

Ante este escenario, no me queda más que seguir en pie de lucha, de buscar más espacios para la diversidad sexual, en los que se toman las decisiones relevantes, para que el uso, goce y disfrute de los derechos político- electorales sea una realidad y no una simulación.

Luchemos, ¡hasta que la dignidad se haga costumbre!


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Salma Luevano Luna

Diputada por la LXV Legislatura. Defensora de Derechos Humanos en Aguascalientes. Activista por la diversidad sexual en Aguascalientes. Coordinadora general del Comité Orgullo Lésbico Gay en Aguascalientes. Presidenta del colectivo Juntos por el Camino de la Diversidad. Precandidata a alcaldesa de Aguascalientes.

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