¿Quién ocupará el Palacio de la Alvorada?
La sorpresa es clave en todo arte
Oscar Niemeyer
Brasil, la cuarta democracia más poblada y quinto país más extenso del mundo, celebra elecciones generales el primer domingo de octubre.1 La ciudadanía del denominado “país continente” elige a su presidente, vicepresidente y al Congreso Nacional (un tercio de los ochenta y un escaños del Senado, es decir veintisiete escaños y la totalidad de los 513 integrantes de la Cámara de Diputados). También se eligen veintisiete gobernadores y 1059 diputados estatales a lo largo y ancho de su territorio. El padrón electoral es de 148 millones de votantes, lo que ubica a la nación sudamericana como la segunda más grande del hemisferio después de Estados Unidos.
En Brasil se puede votar desde los dieciséis años y es obligatorio para aquellos entre los dieciocho y setenta años (de lo contrario se les multa y se ven afectados para acceder al mercado de trabajo o a determinados servicios públicos). Por su parte, la ciudadanía brasileña residente en el extranjero –se estima que alrededor de tres millones viven fuera– puede sufragar solo para la Presidencia.2
Los candidatos punteros son el actual presidente Jair Bolsonaro, del Partido Liberal, y Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores y quién liderara al país durante la primera década del presente siglo. Ambos se medirán en las urnas electrónicas, las cuales han sido auditadas por dos universidades nacionales y gozan de una amplia credibilidad dentro y fuera del país.3
Las elecciones están a cargo del Tribunal Electoral y para los comicios de 2022 se dispondrá de medio millón de urnas, las cuales no necesitan conexión a internet. Cabe añadir que en veintiséis años de ser utilizadas no han presentado fallas considerables ni han sido objeto de controversia. Su eficiencia también radica en que a las dos horas del cierre de la votación se cuenta con los resultados oficiales.
El presidente Bolsonaro insiste en que el sistema de votación permite fraudes y afirma, por ejemplo, que él debería haber sido elegido en la primera vuelta de 2018 y no en la segunda, como ocurrió. Ha amenazado con no reconocer el resultado de la votación si se mantiene el sistema actual. El candidato de ultraderecha no pide el regreso de la papeleta pero desearía que cada elector obtuviera un recibo impreso.4 A pesar de ser objeto de investigación por divulgación de informaciones falsas sobre las urnas electrónicas, Bolsonaro ha descalificado reiteradamente al sistema electoral brasileño, como lo hizo durante una reunión con embajadores en julio pasado. El día siguiente, la embajada de Estados Unidos en Brasil elogió el sistema electoral brasileño, del que anotó: “sirve como modelo para las naciones del hemisferio y del mundo”.
La nueva batalla de Lula
En abril de 2018, Lula da Silva –que presidió Brasil entre 2003 y 2010– fue acusado por corrupción pasiva y lavado de dinero. Tras un arduo proceso penal, recibió tres condenas por corrupción y una pena de doce años de prisión. Estando en la cárcel gozaba de una alta popularidad (cabe recordar que entregó la Presidencia con un índice récord de 87% de aceptación). En todo momento se mantuvo activo al recibir visitas y enviar cartas todos los días para evitar el aislamiento. Trató de contender por la Presidencia en 2018, pero la ley electoral se lo impidió. A pesar de estar en prisión, contaba con un 30% de intención de voto. Al final del día no pudo competir y su partido, el de los Trabajadores (PT), postuló al exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad (quien fuera ministro de Educación durante su primer gobierno y que contaba con gran bagaje intelectual) como candidato a la Presidencia. En aquella última contienda presidencial, el candidato de la izquierda brasileña y delfín de Lula fue derrotado por Bolsonaro.
“El emperador Pedro I creó el día de Yo me quedo. Yo voy a crear el día de Yo vuelvo para que junto al pueblo podamos ser felices otra vez”, señaló Lula en un comunicado que envió desde prisión a sus partidarios y en el que se comparó con el primer emperador de Brasil.5 Después de una larga lucha legal, el Supremo Tribunal Federal anuló tres condenas por corrupción contra el expresidente, por lo que recuperó sus derechos políticos y fue habilitado para ocupar cargos públicos.6 Pasó casi veinte meses en prisión y antes de salir manifestó: “Nunca tuve en mente despedirme de la historia por la puerta trasera, por lo que continuaré en la batalla”.
Lula –hoy de 76 años– contenderá por la Presidencia de su país en las elecciones de 2022 bajo las siglas del PT, considerado la mayor formación de izquierda en América Latina. “No hay política en Brasil sin hablar de Lula” advierten carteles en la sede de su formación política. Si gana las elecciones y regresa al poder para un tercer mandato, ha prometido “arreglar Brasil” –como suele repetir– y crear empleo a través de un “gran plan de obras públicas así como proteger la Amazonia combatiendo la deforestación y la minería ilegal”.
Breve contexto económico y social
Aunque Brasil es la primera potencia económica de Latinoamérica, la economía es la principal preocupación de la gente. Se pronostica que tenga un crecimiento de 2% en este año y una inflación de un 7.5% en 2022.7 Cabe recordar que como consecuencia de la paralización de actividades provocada por la emergencia sanitaria de la pandemia, la economía de Brasil se retrajo un 3.9% en 2020, la cual fue su peor caída en dos décadas. En 2021 el PIB registró un crecimiento de 4.6%, su mayor subida en una década. Por otro lado, el desempleo –situado en 9.3%– ha venido disminuyendo en el año, no obstante, la cifra de empleos informales es muy alta, un 40%. Es decir, casi cuarenta millones de brasileños trabajan en la informalidad.
El alza de los precios en combustibles y alimentos se encuentra en un nivel inédito en los últimos veinte años.8 Se calcula que treinta y tres millones de personas –el 16% de la población– pasan hambre. Tan solo de 2021 a 2022 la cifra se incrementó en catorce millones (es decir, más que los habitantes de Sao Paulo). Aunque durante la pandemia la pobreza se incrementó a niveles de 1990, no es el único factor que explica el brutal aumento. La denominada “austeridad gubernamental” canceló el programa Bolsa Familia (programa que sacó a catorce millones de familias de la pobreza).
Ante el desafiante panorama, buena parte del electorado culpa al actual presidente de la mala situación económica. Por su parte, Lula recordó que cuando llegó por primera vez a la presidencia en 2003 su meta era simple: garantizar tres comidas al día para los brasileños y recuerda la bonanza que marcó sus mandatos gracias a la demanda china, que le permitió emprender una ambiciosa distribución de la riqueza. Ha anunciado que si gana nombrará un ministro de economía que “tenga sólidos conocimientos técnicos”.
El tercero que va por cuarta vez
Aunque se prevé que las elecciones son un cara a cara entre Bolsonaro y Lula, ha surgido un tercero en discordia. El candidato de centro-izquierda Ciro Gomes, con sesenta y cuatro años, intenta, por cuarta ocasión en veinticuatro años, llegar al Palacio de Planalto –sede del Poder Ejecutivo en Brasilia–. Ha sido diputado, alcalde, gobernador de Ceará (en el noreste del país, donde tiene gran influencia y es ampliamente conocido) y ministro durante las administraciones de Fernando Henrique Cardoso y de Lula da Silva.
Gomes es muy crítico de sus compañeros de contienda y ha afirmado: “...el primero es una expresión del populismo en el continente; populismo corrupto, hipócrita y autoritario”, mientras que del segundo expresa que es “un genocida que opera a través de la notoriedad”. Así, representa una “tercera vía alternativa” (tras dejar en el camino a figuras populares como al exgobernador de Sao Paulo, Joao Doria o al controvertido juez Sergio Moro –que procesó y condenó en su momento al expresidente Lula y que en estos comicios aspira a un asiento en el Senado–).
Gomes presenta una plataforma electoral que tiene como propósito una transformación radical de la economía, la cual implica “un sistema fiscal y de pensiones completamente nuevos que sirvan para mejorar la drástica desigualdad del país”. También ha prometido un nutrido gasto público para reactivar la economía y el empleo, así como la independencia absoluta del banco central.
Pedro I y su corazón
Han pasado 188 años desde que murió quien se considera el artífice de la construcción histórica, política y territorial del país. Pedro nació a finales del siglo dieciocho en el Palacio de Queluz, en Sintra. Pertenecía a la casa de Braganza y su padre fue el rey Juan VI de Portugal. Tenía nueve años cuando su familia salió de Lisboa mientras las tropas de Napoleón invadían y se acercaban cada vez más. Decidieron partir a Brasil, la próspera colonia de Portugal en las Américas.
Fue así que Pedro dejó atrás las más de 4000 millas náuticas que separan Brasil de Portugal y en 1808 inició una nueva vida en Río de Janeiro. Su infancia y adolescencia la dedicó al estudio y a la música (el Himno de Independencia de Brasil es de su autoría). Muy joven demostró afinidad por las nuevas ideas liberales y sensibilidad social; se entretenía en las calles conversando con las personas y se dice que solía disfrazarse para viajar por las comunidades y tener un trato cercano con la gente.
A sus veintitrés años inició su regencia de Brasil. Fue el primer emperador del país y el primer jefe de Estado. Entre sus primeras acciones destacó la promulgación de decretos que garantizaban derechos de propiedad y reducción de impuestos, lo que derivó en una fuerte confrontación con Portugal. Permitió que el Parlamento tuviese un papel más relevante que su gobierno, respetó la Constitución y en su momento designó un gabinete conformado por opositores.
Los nuevos vientos de libertad que soplaban en el Nuevo Mundo lo persuadieron para no regresar a Portugal y luchar por la autodeterminación de Brasil. El 7 de septiembre de 1822 proclamó su independencia. Doce años después dejó de existir y su cuerpo permanecería en Sao Paulo, pero su corazón reposaría en Oporto, Portugal.
El 22 de agosto de 2022 el corazón embalsamado del libertador ha regresado a Brasil con motivo de las celebraciones del XX Aniversario de la Independencia y fue recibido con los honores militares de un jefe de Estado por el presidente Bolsonaro y su gabinete. El traslado generó gran polémica por el contexto electoral y los críticos afirman que se hizo uso político-electoral de la exhibición de la reliquia.9
El nuevo inquilino de la Alvorada
Prácticamente todas las encuestan han venido dando una amplia ventaja de Lula sobre Bolsonaro. El ex sindicalista se mantiene como el favorito para vencer en las elecciones presidenciales del 2 de octubre con un 44% de las preferencias, lo que lo coloca con una amplia ventaja de trece puntos porcentuales sobre el actual presidente, que cuenta con un 31%.10 Detrás de Lula y de Bolsonaro se ubica Gomes con 8% de las intenciones de voto y más atrás la senadora Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) –el partido más tradicional de la centroderecha en Brasil– con un 4%.11 El líder del Partido de los Trabajadores confía en ser elegido jefe de Estado sin necesidad de una segunda vuelta (en el caso de que ningún candidato alcance el 50% de los votos), la cual se encuentra programada para el último domingo de octubre, es decir el 30 de octubre.12
Sin embargo, otros sondeos realizados en el mes de septiembre arrojan un eventual empate técnico, con una intención de voto de 40.2% en la primera vuelta para el líder del Partido de los Trabajadores (PT) frente al 36.4% del actual jefe de Estado.13 Es así como a muy pocos días de la jornada electoral la intención de voto se cierra cada vez más entre los que llevan la delantera. Es importante añadir que el presidente Bolsonaro ha dicho que aceptará el resultado si no logra la reelección. “Respetamos la democracia y nuestra libertad por encima de todo”, ha manifestado.14
El fútbol es una de las grandes pasiones en Brasil. Siempre han destacado entre los mejores del mundo. Una de sus frases es: En el futbol siempre estamos compitiendo e importa quién gana pero lo que más enseña es a tener temple y tenacidad infinita.15
En las elecciones más polarizadas de la historia, los candidatos que llevan la delantera saben que lo importante es ganar y están convencidos de que, como en el deporte nacional por excelencia, con paciencia y perseverancia pueden llegar a ocupar el Palacio de la Alvorada.16
1 Brasil, situado en América del Sur, tiene una superficie de 8 515 770 kilómetros cuadrados y una población de 213 993 441 personas.
2 Para ello se instalan centros de votación en sedes diplomáticas como embajadas y consulados de Brasil en veintiún países.
3 Desde 1996 la votación en Brasil es solo por esta modalidad. Las urnas electrónicas serán distribuidas en 8.5 millones de kilómetros cuadrados para las 309 000 secciones electorales.
4 El presidente intentó aprobar una enmienda a la Constitución en ese sentido, pero fue finalmente rechazada en el Parlamento en agosto de 2021.
5 Pedro I declaró la independencia de Brasil. Se negó a regresar a Portugal y comunicó que se quedaba en el país.
6 El fallo fue anunciado mediante un comunicado del 15 de septiembre de 2020, cuando el magistrado Edson Fachin consideró que los tribunales federales de Curitiba, donde se concentraron todas las causas por el escándalo de corrupción en Petrobras a cargo del exjuez Sergio Moro, no tenían competencia para juzgar al ex presidente. El magistrado decidió de esta manera aceptar el pedido de habeas corpus presentado por la defensa de Lula en noviembre de 2019.
7 En enero del año en curso el país tuvo una retracción de 0.99% en la actividad económica, su mayor retroceso en los últimos diez meses.
8 En virtud de ello, el Banco Central de Brasil ha elevado las tasas de interés a casi un 13.7% para contener la inflación.
9 Por otra parte, algunos historiadores también cuestionaron la llegada del corazón a Brasil sin la organización previa de un programa educativo y promoción cultural que contextualizara su exhibición en el Palacio Itamarty –sede del Ministerio de Relaciones Exteriores– en Brasilia, en el cual permaneció hasta el 8 de septiembre. Retornó a Portugal un día después de la celebración de la Independencia del país de América del Sur.
11 Los candidatos restantes, como la senadora Soraya Thornicke, así como Felipe Dávila, se encuentran por debajo del 1% de las intenciones de voto.
12 Como es habitual, en la segunda ronda solo participarían los dos candidatos que obtuvieron mas votos en la primera vuelta.
13 El sondeo realizado por Paraná Pesquisas divulgado el 16 de septiembre y que incluyó a 2020 votantes, advierte que según el margen de error de 2.2 puntos porcentuales, los candidatos están técnicamente empatados. Esa diferencia de casi cuatro puntos se mantuvo respecto al último sondeo de la encuestadora difundido a fines de agosto del año en curso, cuando Lula se imponía con el 41.3% frente al 37.1% del presidente brasileño.
14 En medio de los reiterados ataques al voto electrónico, Bolsonaro había sugerido muchas veces que podría no aceptar el resultado de las elecciones si no gana.