Urnas en espera
El domingo 5 de junio los ciudadanos de 6 estados acudirán a las urnas para elegir a su próximo gobernador, o gobernadora. Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. En Durango se elegirán además ayuntamientos de 39 municipios y en Quintana Roo diputados al Congreso estatal.
Las campañas se han distinguido por la aparente prefiguración del resultado en tres de esos estados o por la virulencia de los ataques y acusaciones entre candidatos en varios de ellos. También destaca la proliferación de encuestas falsas (patito) o de muy cuestionable calidad, cuya única intención es engañar incauto, y extorsionar a los que pagan por ellas.
Si a las encuestas profesionales atendemos, en Aguascalientes la ventaja del panismo parece irremontable de hoy al primer domingo de junio. La misma tendencia, pero a favor de la candidata de Morena en Quintana Roo y de su candidato en Oaxaca, se registra en las encuestas para esos dos estados, en los que además el partido del gobierno ha contado con el amistoso acompañamiento de los gobernadores que están por concluir mandato, a los cuales se les augura cargo en la administración federal, o en algún consulado o embajada.
En tres estados la moneda sigue en el aire y serán factores locales los que determinen el resultado; Durango, Tamaulipas e Hidalgo viven contiendas cerradas, lo que se refleja en el tono y tonada de los discursos y debates entre candidatos. Destacan las denuncias que el candidato de Morena en Tamaulipas ha presentado por supuestas agresiones en contra de sus simpatizantes, orquestadas y realizadas –se dice- por sujetos al servicio el actual gobernador. La tensión en ese estado se agrava por la posible injerencia de grupos del crimen organizado, como ocurrió el junio del año pasado en varios estados del Pacífico.
En Durango la rudeza de la contienda se agrava por la cerrada competencia en los municipios más poblados, en particular en la región de La Laguna. Igual que en Tamaulipas, en la zona serrana de Durango, y en algunos municipios urbanos, la presencia del crimen organizado es un factor que altera las condiciones de la competencia entre partidos y candidatos.
En Hidalgo la incógnita es si alguno de los candidatos marginales (MC y PVEM) anunciaran su anticipado retiro y en su caso a quien darían su apoyo, así sea de carácter simbólico. Aunque en algunas encuestas el candidato de Morena aparece con ventaja apreciable, en otras las preferencias se dividen a partes iguales. Cabe recordar que en 2020 las encuestas daban amplia ventaja al candidato morenista a la presidencia municipal de Pachuca, y en la elección el del PRI obtuvo la mayoría.
El balance de la jornada comicial perfilará el tablero nacional de la competencia hacia el 2024, ya que en 2023 solamente habrá elección local en dos estados, Coahuila y México.
Con los elementos hoy a la vista, dos escenarios tienen posibilidad de ocurrencia:
1. Que Morena gane 4 o 5 de las 6 gubernaturas, en cuyo caso llegará a 22 o 23 el número de estados gobernados por ejecutivos surgidos de sus filas, de un total de 32;
2. Que la oposición gane de 2 a 4 de las gubernaturas.
El primer escenario sería devastador para las expectativas opositoras, incluso con una alianza total entre ellas. La posibilidad de que Morena se alce en 2023 con las dos gubernaturas que se renuevan ese año sería muy alta. Como muy altas serían las probabilidades de su victoria en la elección presidencial de 2024, y en las 9 gubernaturas que ese mismo año se renuevan, incluyendo la CDMX.
La participación ciudadana en las urnas será otro indicador importante, como lo serán las acciones que, de manera directa o soterrada, desplieguen bandas del crimen organizado para inhibir o atemorizar a candidatos y electores. Ese último elemento está presente cada vez con mayor fuerza en los procesos electorales. Es el elefante que nadie quiere ver y del que casi nadie quiere hablar.
Lo que está en juego el próximo domingo 5 de junio es también el ánimo opositor para el futuro inmediato. Las urnas esperan a los electores.