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Mi primera vez… otra vez

¿Hace cuanto no haces algo por primera vez? En mi caso fue hoy, 6 de mayo y se trató de un ejercicio más de observación electoral, solo que esta vez tenía que estar a las 8:00 en punto a la entrada del reclusorio preventivo varonil sur pues tocaba acompañar la jornada de votación anticipada de las personas en prisión preventiva.

Entrar a un reclusorio es una experiencia muy fuerte, era apenas mi segunda vez en menos de un mes, y aun cuando sabes que vas solo un par de horas siempre existe el temor de lo que vas a encontrar ahí dentro. Se respira una tensa calma y te das cuenta de que las personas a tu alrededor van igual que tú, también es su primera vez y aún sabiendo que estás segura la sensación de incertidumbre es fuerte.

Nos encontramos a la entrada del reclusorio con el personal de la junta distrital 21, todas y todos con sus chalecos del INE, camisas rosas y material necesario. Llegaron los colegas del IECM, las y los representantes de algunos partidos políticos, otro observador más, entre quienes esperábamos entrar para ser testigas de la historia, de una conquista más en materia de derechos humanos y es que estas personas que esperan su sentencia podrían votar.

Nos condujeron al auditorio, ya las personas que votarían esperaban sentadas, en orden, custodiadas. El personal del INE y el IECM se pusieron en acción, montar mamparas móviles, mesas, en este caso dos, para la recepción del voto, dos cajas con los sobres de los inscritos para votar, lista nominal de esas personas, tinta indeleble. ¡Todo listo! Eran las 9:00 a.m y la historia seguía su curso. Rostros muy jóvenes, algunos ya con canas, todos esperaban su turno, se formaban. Previo a esto una de las funcionarias del INE les explicó el contenido de su sobre, ahí estaban las boletas, se les había entregado una hoja con el resumen de las plataformas electorales de cada partido político.

La funcionaría que hablo previo a arrancar la votación les dijo algo que me retumbó en la cabeza “al momento de votar eres tu y tu voluntad, nadie más” ¿Cuánta privacidad pueden tener esas personas en reclusión pensaba yo? ¿Hace cuánto no se sentían en un espacio libre para decidir algo sobre sus vidas, su presente y futuro? Por unos instantes eran igual que tu y yo pues tenían la LIBERTAD de elegir, esa que ya no tienen prácticamente para nada, que viven esperando que alguien decida por su presente y futuro, pueden esperar meses o años, pero hoy esa espera por la libertad encontraba un respiro, era ese momento de sentarse a “solas”, leer las opciones que tenían y emitir su sufragio, cerrar los sobres y entregarlos de vuelta a la mesa para que su dedo fuera entintado en señal de que habían ejercido su derecho, uno que muchas y muchos de nosotros damos por sentado.

Miraba sus rostros, muchos se notaban nerviosos, otros emocionados. Pude preguntarle a un par de los que esperaban su turno ¿es la primera vez que votas? Respondían que sí y que les daba mucho orgullo. Platicando con una funcionaria del reclusorio me decía “están felices pues los tomaron en cuenta, los voltearon a ver”, se me vino a la cabeza como la sociedad olvidamos a esas personas, olvidamos que su acceso a la justicia es precario, que su espera debe ser una tortura, pero que “alguien” le volteo a ver y pensó “tu tienes derechos y este es uno de ellos”. Les juro que después de hoy ya no veo el ejercicio del voto solo como un derecho, también es un privilegio.

Poco a poco iban votando, otros reclusos nos repartían café, galletas y agua. Nos miraban y su mirada me transmitía una sensación de ¡gracias por estar aquí, no nos olviden! Y, en mi caso, no los voy a olvidar jamás.

En cuanto a la parte técnica hay varias cosas que decir, ya lo hare a detalle en mi informe final de observación electoral y aquí solo dejo un par de reflexiones. La primera sería que el material que contiene el resumen de las plataformas electorales de los partidos políticos es bastante mala, el lenguaje es muy técnico, la tipografía es minúscula, no queda claro que les proponen a ellos que se encuentran en prisión preventiva, podría decirles que para leer esa información y lograr entenderla se requiere, al menos, media hora y no estoy segura si es tiempo suficiente. Otra reflexión importante es que no llevan material que haga saber que existe el protocolo para el voto trans y para personas con discapacidad así que nadie se entera del derecho de esas poblaciones a votar de manera segura, aún cuando en ese reclusorio existe población trans y con discapacidad ¿la razón? Nos explicó un funcionario del INE que no se las hicieron llegar ¿por qué? Habrá que preguntarles a las personas encargadas de este ejercicio.

Me llamó mucho la atención que una vez con los sobres recibidos y contados delante de las y los representantes de partidos políticos y quienes hacíamos observación electoral a nadie le llamará la atención que, al menos, 20 sobres no iban cerrados, ni quien voto los cerró, tampoco quien los recibió e introdujo en una caja y menos quienes dieron fe de que estaban siendo depositados en otra caja para resguardo. Habrá que ver que pasa con esos sobre el día 2 de junio que se haga el conteo.

Al final les puedo compartir que hoy vi a 166 personas en prisión preventiva ejercer su derecho a sufragar, hoy volvieran a ser ciudadanos en uso de una parte de sus derechos electorales. Hoy esas 166 personas fueron libres dentro de un reclusorio pues pudieron decidir a quién eligen para que les represente, hoy ellos también son parte de esa ecuación “una persona, un voto” así como tu que me lees lo serás el 2 de junio.

Hoy como hace mucho tiempo, me siento orgullosa de prestar mis ojos y conocimiento para dar fe de que el INE y su personal trabajan y lo hacen bien, hay cosas que corregir, eso es normal y hasta esperado, pero que ese ejercito de chalecos rosas que están ahí para garantizar nuestro derecho a votar hoy lo hicieron dentro de un reclusorio, a ellas y ellos mi reconocimiento absoluto por lo que hacen y cómo lo hacen. También aplaudo a esas 166 personas que llevaron a cabo su trámite para votar y sufragaron, su voz también cuenta y tenemos que seguir resguardando ese derecho ya ganado, la presunción de inocencia atraviesa por ese derecho, no lo podemos olvidar.

No me queda más que decir que hoy fue mi primera vez en este ejercicio, espero no sea la última y doy gracias por la oportunidad de ser parte de un tramo más en la historia de la democracia en mi país. 


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Gloria Alcocer Olmos

Directora de la revista Voz y Voto.

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