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Atracción latinoamericana

En el nuevo escenario geopolítico, América Latina se comienza a ver de una manera distinta. La irrupción de China, la guerra de Ucrania y el papel de Rusia han contribuido a un renovado interés de la Unión Europea (UE) y el Reino Unido por recuperar influencia en América Latina. Según un informe de la OCDE, la guerra en Ucrania fue un “choque enérgico, masivo e histórico” para los mercados globales y tuvo el mayor impacto en la economía de Europa, donde se proyecta en 2023 un crecimiento del uno por ciento en promedio. Esta situación ha puesto de manifiesto la necesidad de europeos y británicos de ampliar su red de alianzas y fortalecer sus relaciones con América Latina como potenciales proveedores de materias primas y energía, así como socios en la lucha contra el cambio climático.

La necesidad de nuevas materias primas estratégicas e imprescindibles para la transición ecológica y la descarbonización, como el hidrógeno verde, litio y cobre entre otros, ha detonado un marcado interés desde Europa por consolidar relaciones más sólidas con socios latinoamericanos: por mencionar sólo un ejemplo, la demanda de litio se ha incrementado de manera significativa debido al interés mundial por los vehículos eléctricos. Para 2030, la UE necesitará hasta veintiocho veces más litio y también para asegurar su suministro de materias primas críticas.

Si bien Brasil es el mayor exportador de materias primas por volumen, más de la mitad de las reservas mundiales de minerales se encuentran en el “triángulo del litio”, un área geográfica que abarca el norte de Chile, el norte de Argentina y el sur de Bolivia. Con base en los datos más recientes del Servicio Geológico de Estados Unidos, los tres países, junto con Perú, contienen el 67% de las reservas probadas de litio y producen alrededor de la mitad del suministro mundial. Para fines de 2023, se espera que el valor del mercado mundial de litio supere los ocho mil millones de dólares estadounidenses.

La invasión rusa a Ucrania abrió una nueva fuente de incertidumbre para la economía partiendo en dos los mercados globales y el mapa mundial. Las implicaciones de la pandemia y la creciente presencia china en diversos países latinoamericanos, han planteado retos adicionales en materia de política exterior y comercial para Europa y el Reino Unido, que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad tras el Brexit y las posibles implicaciones para el bloque por la situación en Hungría. Desde inicios de este siglo, China ha multiplicado sus inversiones en los sectores energéticos, espaciales y de infraestructura en América Latina, superando los 450 mil millones de dólares. 

Dicha estrategia ha convertido a China en el primer socio comercial de Sudamérica, registrando un crecimiento del 11% en 2022. En contraste, la Unión Europea ha perdido relevancia como socio comercial en Latinoamérica en las últimas décadas. Presenciamos así un mundo en transición ante el rediseño globalizador y el replanteamiento de alianzas internacionales. 

En los últimos veinte años, las exportaciones a la Unión Europea desde Latinoamérica han pasado del 25% al 8%, mientras que las importaciones desde la UE se redujeron del 23% al 12%. Con una población superior a los 650 millones y con un PIB combinado de más de cinco billones de dólares, América Latina representa un mercado fundamental para el Reino Unido y Europa. Derivado de la crisis energética, los altos precios de la gasolina y las implicaciones del cambio climático, así como el acercamiento europeo y británico hacia Latinoamérica, se busca y se necesita, desde el otro lado del Atlántico, revitalizar la relación socioeconómica con la región en su conjunto. Con más de una cuarta parte de los bosques del mundo, América Latina resulta un actor clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. En materia de cambio climático, se han formalizado contribuciones importantes al Fondo Amazonia por parte de la Unión Europea y del gobierno británico en 2023. 

En abril pasado, el Reino Unido formalizó su ingreso al bloque comercial del Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP), convirtiéndose en el primer miembro europeo del bloque comercial transpacífico desde su entrada en vigor en diciembre de 2018. El Gobierno británico calificó al acuerdo como “el mayor tratado firmado desde el Brexit” que le permitirá un acceso sin precedentes a mercados desde Europa hasta el sur del Pacífico. Entre los once países signatarios se encuentran México, Chile y Perú, mientras que Ecuador, Uruguay y Costa Rica están negociando su ingreso. Si bien el acuerdo de libre comercio representa el 13% del PIB mundial –unos 13.6 trillones de dólares–, algunas estimaciones muestran que el ingreso del Reino Unido al CPTPP solamente aumentará un 0.08% del PIB nacional a largo plazo.

En la primera visita de un canciller británico a Sudamérica desde 2018 y al Caribe desde 2017, James Cleverly visitó Brasil, Chile, Colombia y Jamaica en el mes de mayo, buscando fortalecer alianzas estratégicas con la región. En Chile, el ministro de Relaciones Exteriores destacó en un discurso el ambicioso futuro de la relación entre el Reino Unido y América Latina en el que la región tenga una mayor voz en el escenario mundial y dijo: “Desde un inicio, George Canning, mi talentoso predecesor, anticipó que América Latina ofrecería un equilibrio de poder en la política mundial”. En Chile, Cleverly visitó una planta de hidrógeno verde con el fin de evaluar la forma en que las tecnologías de energías renovables lideradas por diversas empresas británicas están coadyuvando en la transición hacia una economía y enfoque más sustentable del sector energético y minero. De manera más frecuente se anuncian intercambios e investigación académica enfocada en gobernanza medioambiental y en tecnologías del litio.

En el mismo sentido, tras la presentación de la nueva agenda para las relaciones entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, visitó en junio pasado cuatro naciones latinoamericanas (Brasil, Argentina, Chile y México) buscando reforzar las relaciones con socios clave de la región. En el caso de México, fue la primera visita de un presidente de la Comisión Europea en once años, buscando reforzar la relación bilateral como el segundo socio comercial más grande de la Unión Europea en América Latina y el Caribe. A su vez, la Unión Europea es el tercer socio comercial de México y el segundo inversionista más importante.

Después de una pausa de ocho años de su última reunión, el pasado 17 y 18 de julio se llevó a cabo la Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE) en la ciudad de Bruselas. Hasta el 2015 las Cumbres se celebraron de manera periódica cada dos o tres años, pero fue hasta el 2023 que se logró reencauzar este encuentro, impulsado en gran parte por el gobierno español bajo su presidencia del Consejo de la UE con el lema “Renovar la asociación birregional para fortalecer la paz y el desarrollo sostenible”. Jefes de Estado y dirigentes de los treinta y tres países que conforman la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de los veintisiete Estados miembros de la Unión Europea, se comprometieron a revitalizar la relación entre ambas regiones y a fijar 2025 como la fecha para la próxima cumbre en Colombia.

Luego de dos días de discusiones dominadas por la guerra en Ucrania y la necesidad de abordar las pasadas injusticias coloniales en la región latinoamericana, se llegó a un acuerdo para revitalizar el multilateralismo y asegurar la universalidad en la consideración de los derechos humanos, así como la implementación efectiva de las metas de desarrollo sostenible. La UE presentó una nueva Agenda de Inversión Global Gateway (GGIA) y se comprometió a invertir más de cuarenta y cinco mil millones de euros para apoyar la asociación con la región de América Latina y el Caribe hasta 2027.1 

El GGIA incluye más de 135 proyectos en torno a cuatro pilares: una transición verde justa, desarrollo humano, una transformación digital inclusiva y resiliencia en salud y vacunas. También se acordó una hoja de ruta para dar seguimiento a una serie de temas en la agenda bilateral que comenzarán con una reunión entre los ministros de finanzas de UE y América Latina y el Caribe en Santiago de Compostela a mediados de septiembre próximo.

Los países de la UE y ALC representan mil millones de ciudadanos, el 21 % del PIB mundial, lo cual implica más de un tercio de los miembros de la ONU. La UE tiene acuerdos de cooperación política, asociación o libre comercio con veintisiete de los treinta y tres países de América Latina y es la mayor fuente de inversión extranjera directa en la región. Existen acuerdos con México (2000), Chile (2002), Perú (2012), Colombia (2012), Ecuador (2017, en el marco de un acuerdo “multilateral” con países andinos), Centroamérica (2012), y Mercosur (2019). 

La UE es el mayor inversor de América Latina y su tercer socio comercial más grande, detrás de China y Estados Unidos, mientras que los países de ALC son el quinto socio comercial más grande de la UE después de China, Estados Unidos, Reino Unido y Suiza. Durante la última década, el comercio bidireccional ha aumentado un 40 % hasta al menos 369 000 millones de euros. Como parte de las negociaciones de la Cumbre, la UE firmó un acuerdo sobre materias primas críticas con Chile y dos pactos de cooperación energética con Uruguay y Argentina. La UE participará en la electrificación del transporte público en Costa Rica y en la construcción de una línea de metro en Colombia. La UE también contribuirá al despliegue de servicios 5G en Jamaica y mejorará la red eléctrica en Paraguay. 

Actualmente, los temas comerciales centrales en el nuevo acercamiento a América Latina son el desbloqueo del acuerdo con Mercosur –que comprende Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay– la actualización de los que se tienen con México y Chile. Como parte de las declaraciones finales de la Cumbre, la UE aseguró que planea concluir las negociaciones sobre Mercosur para fines de 2023, así como sellar acuerdos comerciales con Chile y una versión actualizada con México. Considerando las asimetrías existentes, líderes latinoamericanos han destacado la necesidad de que los acuerdos entre ambas regiones sean equilibrados dado el valor añadido que brinda la región latinoamericana, en línea con las cadenas de valor e inversiones que detonen el crecimiento económico sustentable con base en la Agenda 2030.

El año pasado, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borell, declaró que “2023 debería ser el año de América Latina en Europa y de Europa en América Latina”. Mantengamos la esperanza para convertir buenas propuestas en resultados tangibles y una cooperación más estrecha entre ambas regiones.

1 https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/ es/ip_23_3863.

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Susana Berruecos García Travesí

Doctora en Gobierno por la London School of Economics and Political Science (LSE), Research Associate en la Universidad de Oxford y Head of Policy and Public Affairs en Canning House, Londres.

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Luis Berruecos

Antropólogo, profesor fundador e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco.

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