Roma, un espejo de la desigualdad en México
Cuando pensé en este artículo, recordé la película Roma, de Alfonso Cuarón, ganadora del Óscar y aclamada por la crítica. En pláticas con personas cercanas, esta película les pareció aburrida, lenta e incluso sobrevalorada. Sin embargo, yo considero que es un homenaje a la vida cotidiana en la Ciudad de México durante los años 70 y que también sirve como un potente retrato de las desigualdades sociales que, desgraciadamente, persisten en la actualidad.
A través de la historia de Cleo, persona trabajadora del hogar, la película nos pone en evidencia las complejidades de la lucha por la justicia y los derechos humanos en un contexto democrático donde el influyentismo, y la exclusión, siguen siendo problemas apremiantes y actuales.
Roma nos presenta una visión íntima de las vidas de las mujeres que sostienen las bases de la familia y la sociedad, pero que a menudo son invisibilizadas. Cleo, interpretada magistralmente por Yalitza Aparicio, representa a muchas mujeres de clase trabajadora que, a pesar de su esfuerzo y dedicación, deben enfrentar un sistema que favorece a los ya privilegiados.
A lo largo de la película, somos testigos de cómo Cleo se esfuerza por mantener su trabajo y su dignidad en medio de adversidades personales y sociales. Este retrato conmovedor pone de manifiesto la lucha cotidiana que enfrentan aquellas personas que provienen de contextos humildes, de marginación y de discriminación, enfatizando que el éxito en la vida no se distribuye de manera equitativa a pesar de los esfuerzos que se realicen por salir de estos contextos.
El influyentismo, un fenómeno que ha marcado la política y la vida social en México, se refleja en la narrativa de la película. Cleo, aunque es leal y trabajadora, se enfrenta a un sistema que perpetúa las relaciones de poder y privilegio. Los personajes de clase alta que la rodean, aunque bien intencionados, no son capaces de comprender sus luchas ni de ofrecerle el apoyo necesario. Esto es un claro reflejo de cómo las personas en posiciones de poder a menudo se benefician de una estructura que les permite acceder a oportunidades sin el mismo esfuerzo que se exige a los menos favorecidos.
En la actualidad, el influyentismo sigue afectando a quienes buscan mejorar su situación laboral o acceder a puestos de mando, es un hecho notorio que las conexiones personales y familiares continúan siendo determinantes en la política y el ámbito profesional, lo que perpetúa un ciclo de privilegios que excluye a quienes no tienen acceso a esos círculos.
Me parece importante destacar que también está presente la temática de los derechos humanos, específicamente en lo que respecta a la dignidad de las personas. La película nos enseña que cada persona merece ser tratada con respeto y justicia, independientemente de su estatus social. Podemos ver cómo Cleo se enfrenta a situaciones que ilustran la discriminación de clase y de género, lo que nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de generar mecanismos efectivos para asegurar la igualdad de todas las personas.
Esta lucha por los derechos humanos es fundamental para construir una democracia genuina. Sin embargo, muchas personas en México todavía se ven forzadas a luchar arduamente por sus derechos, a menudo enfrentando una resistencia sistémica. La impunidad y la falta de representación real, y no sólo de pequeñas élites, para las comunidades marginadas, son temas que deben ser abordados si se desea avanzar hacia una sociedad más justa.
Es esencial hacer un llamado a la acción. La obra de Cuarón no sólo nos invita a reflexionar sobre el pasado, sino también a cuestionar cómo podemos avanzar hacia un futuro más inclusivo e igualitario. Considero que para que la democracia en México sea verdaderamente significativa, es crucial que todas las personas tengan la oportunidad de acceder a posiciones de poder y liderazgo, sin importar su origen.
La lucha por la justicia social y los derechos humanos en México debe ser colectiva, cada una de nosotras, desde nuestras trincheras, tenemos un papel que desempeñar en la creación de una sociedad donde el influyentismo no sea la norma y donde se reconozcan los esfuerzos, talentos y capacidades de aquellas personas que vienen de abajo y que hacen un triple esfuerzo para salir adelante, asegurando que todas cuenten con las mismas oportunidades para brillar.
La historia de Cleo nos recuerda que el cambio es posible, pero requiere un esfuerzo decidido y un compromiso con la igualdad y la justicia. Roma nos ofrece un espejo en el que reflejar nuestras realidades contemporáneas en México. Nos desafía a mirar más allá de las comodidades de nuestra propia vida y a considerar las luchas que siguen allí fuera.
Cada historia de vida, como la de Cleo, es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y la justicia sigue en marcha, estamos llamadas a ser parte de ese cambio, buscando una democracia que realmente represente a todas y que garantice los derechos de cada persona en el país.