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Elecciones 2022 en Colombia: una mirada desde la observación electoral internacional

El año 2022 sigue siendo muy intenso en Colombia. Fueron realizadas las elecciones legislativas en marzo y, a finales de mayo, la primera vuelta de las presidenciales. Sin embargo, incluso antes de la segunda vuelta que será en junio, ya es posible hacer algunos comentarios acerca de lo que se observó en los dos últimos procesos electorales. En este sentido, estas breves líneas se proponen a describir algunos eventos que fueron observados y que se relacionan con el tema de la administración electoral. No se propone, en este caso, comentar la coyuntura política colombiana, sino que se enfocará en el aspecto organizacional de las elecciones.

En primer lugar, cabe señalar la larga tradición colombiana con las elecciones. Aunque se pueda pensar lo contrario, el hecho es que Colombia celebra elecciones con cierta estabilidad desde hace décadas, lo que difiere a este país de otros que tuvieron que enfrentar periodos dictatoriales, como Brasil. Sin embargo, también es cierto que la celebración de elecciones periódicas no pudo evitar los males de la violencia política, como el asesinato de candidatos, la exclusión de territorios dominados por la guerrilla y la no pacificación de la sociedad, aun ante resultados legítimamente obtenidos en las urnas, sin noticias concretas de fraude.

Por otro lado, Colombia no ha logrado excluirse de la ola de descontento social ante la democracia. América Latina está pasando por una fase de contestación de los valores democráticos, incluso con pérdidas de regímenes políticos para el autoritarismo. Según datos del The Economist Index 2021, el número de regímenes híbridos en la región aumentó, caminando al lado de otros que ya son considerados autocracias, como Nicaragua. [1] Esto se traduce en un voto castigo al oficialismo que ya tuvo su primera víctima, el Uribismo, quedando fuera de la segunda vuelta de las presidenciales después de años en el poder.

Con todo, hay noticias positivas. La realización de elecciones en las circunscripciones transitorias especiales de paz (CITREPS) enmarca un avance histórico de los acuerdos de paz y un nuevo capítulo de la historia política colombiana. Además, la inclusión de acciones afirmativas involucrando listas con mujeres, con personas afrodescendientes, con indígenas, más allá de un protocolo específico para personas trans y para la prevención y el combate a la violencia política en razón de género, caracterizan progresos institucionales importantes para la inclusión política de dichos grupos.

Con esto, desde el punto de vista de la observación electoral, tenida aquí como la recolección silenciosa de datos sobre el proceso electoral, de manera neutral, imparcial, independiente y objetiva[2], se pueden señalar algunos aspectos de lo qué ocurrió en Colombia, más específicamente en algunos centros de votación en Bogotá, en estos dos procesos electorales de gran interés en la región.

 

1)     Cambio de las boletas de votación en las elecciones legislativas y educación para el voto: como manera de volver el sistema de votación algo más comprensible para los votantes, se optó por tener una tarjeta electoral especifica para las circunscripciones electorales especiales (indígenas, por ejemplo), además de la tarjeta para Cámara y Senado, en lugar de utilizarse “el tarjetón” como antes. Si, por un lado, esto podría contribuir para la facilitación del voto, lo que se observó es que no había información clara sobre como votar. Es decir, en muchos casos, los votantes no conocían la posibilidad de votar por la circunscripción especial, pidiendo “cualquier” tarjeta a los funcionarios de mesa. Esto se complicó aún más con la realización de la consulta sobre quien debería ser candidato por los partidos para las presidenciales (una especie de primarias abiertas) en la misma fecha de las elecciones legislativas. En este caso, había una tarjeta distinta, con la foto de los posibles candidatos, lo que pudo haber confundido al electorado, que buscaba lo mismo para la identificación de sus candidatos en las otras tarjetas, que no contenían fotos, solo las listas. Con esto, fue posible verificar las dificultades de los votantes para emitir sus votos entre tantas tarjetas. Otra consecuencia del cambio de tarjetas fue el aumento del tiempo que cada votante llevaba para emitir su voto, pues entre la falta de información sobre cómo votar y la aparente confusión con las nuevas tarjetas, algunos incluso preguntaban a los jurados de mesa “dónde está mi candidato” para poder concluir su voto.

2)     Composición de las mesas de votación y desempeño de funciones por parte de los jurados: en las elecciones legislativas, fue verificado un número importante de personas que no tenían experiencia previa en la función de mesa de votación. Muchos eran jóvenes y mujeres, que en algunos casos se encontraban en lugares con poco espacio para la instalación cómoda de la mesa completa, que debería contar con 6 personas. Cuando eran consultados, los funcionarios de mesa afirmaban que habían recibido todo tipo de información para su función y que no tenían dudas. Sin embargo, esto no se comprobó debido a la ocurrencia de masivos errores humanos en el momento del conteo de los votos con el acta E-14 (actas de escrutinio), que terminó generando enormes problemas de contestación de los resultados, alegaciones de fraude por parte de los partidos y contrincantes, además de comprometer la imagen pública de la Registraduría Nacional de Colombia. Este problema fue objeto de gran atención por parte de las autoridades electorales, que procedieron con cambios importantes para las presidenciales, como el reclutamiento de jurados de mesa que ya hayan tenido experiencia en la función; mayor equilibrio de género entre estos funcionarios de mesa; cambio en el formato del formulario E-14 y mayor información oficial sobre el conteo de los votos.

3)     Transferencia de mesas de votación: en las legislativas, se verificó que muchos votantes no lograron votar por problemas con el procedimiento digital de transferencia de mesa para la emisión del voto. Como el procedimiento contaba con etapas de verificación y conclusión, muchos votantes no lo concluyeron debidamente, o incluso lo concluyeron, pero la transferencia no se concretó. Con ello, al dirigirse a lo que debería ser su nueva mesa de votación, las personas eran informadas que no estaban registradas para emitir sus votos en aquel centro de votación. Luego, al realizar la consulta en el sistema de la Registraduría Nacional, descubrían que su mesa no había sido transferida. En muchos casos, no les alcanzaba el tiempo para regresar y dirigirse a su mesa de votación. Dicha situación se complicó cuando este sistema de consulta de mesas de votación quedó inoperable ante tantos accesos simultáneos, lo que lo sobrecargó, haciendo que se “cayera”. Cabe mencionar que este problema no fue verificado en la primera vuelta de las presidenciales.

4)     Baja participación de votantes: aunque es conocido el hecho de que Colombia cuente con bajos niveles de participación ciudadana en sus elecciones, ni siquiera las presidenciales, realizadas en un contexto de polarización política y de mucha tensión social, fue capaz de aumentar los números. Según datos oficiales, hubo una participación del 54,91% de los colombianos aptos para votar, frente a un 45,09 % que se abstuvo.[3] Sin embargo, dichos números reflejan una disminución en la abstención electoral en relación con el proceso electoral presidencial anterior.

5)     Tensión electoral vs. Pacificación: aunque fue un período con mucha tensión desde el punto de vista político, al menos en los centros de votación observados de la capital, Bogotá, la emisión del voto, principalmente en las presidenciales, se realizó de una manera tranquila y pacífica.

 

Ante esto, se tiene un breve retrato de lo que ocurrió en las elecciones colombianas hasta el momento. Para la segunda vuelta de las presidenciales, el contexto polarizado sigue y se ha acentuado con el resultado de Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, aunque se hacen votos de que el ambiente de tranquilidad que se verificó en la primera vuelta se repita.

[1] Cfr. THE ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT. Democracy Index 2021: The China Challenge. Disponible en: https://www.eiu.com/n/campaigns/democracy-index-2021/?utm_source=economist&utm_medium=daily_chart&utm_campaign=democracy-index-2021#mktoForm_anchor Fecha de consulta: 07 jun. 2022.

[2] Cf. Declaration of Global Principles for Nonpartisan Election Observation and Monitoring by Citizen Organizations. Disponible en: https://gndem.org/declaration-of-global-principles/ Fecha de consulta: 07 jun. 2022.

[3] Cfr. Boletín 54 de la Registraduría Nacional.


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Ana Claudia Santano

Doctora y magíster en Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad de Salamanca, España. Coordinadora general de la organización Transparência Eleitoral Brasil. Profesora de derecho electoral, constitucional y derechos humanos en instituciones en Brasil y en América Latina. Observadora electoral nacional e internacional.

 

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