Embrollo
Del domingo 27 de agosto al domingo 3 de septiembre se realizarán las dos encuestas, una telefónica y otra en domicilios, para valorar a las dos aspirantes a candidata presidencial de Frente Amplio por México (FAM). Pese a la negativa experiencia previa, el Comité Organizador decidió repetirla en sus términos, de tal forma que en el resultado ponderado la telefónica tendrá un peso de 30% y la domiciliaria del 70% Llama la atención el largo periodo de levantamiento de las encuestas, lo que es contrario a la igualdad de condiciones que, por definición, deben tener los encuestados.
Puede ser, supongo, que en realidad las encuestas terminarán de levantarse el lunes o martes de la próxima semana, pero el Comité Organizador decidió proteger el resultado, que conocerán el miércoles 30, hasta tener el de la votación en urnas del 3 de septiembre. La inducida desconfianza se ha instalado en el FAM.
Este sábado 26, en Mérida, será el último de los 5 foros regionales, luego no se sabe qué actividades tienen permitidas las dos aspirantes. Pero lo más importante es que sigue sin darse a conocer el método que será utilizado para decidir quién será la candidata presidencial en el caso de que una de ellas resulte la mejor valorada en la encuesta y la otra tenga mayoría de votos en la consulta directa del domingo 3 de septiembre. Un embrollo.
Por el desarrollo del proceso y sus resultados intermedios, la competencia por la candidatura presidencial del FAM llegó a un escenario imprevisto e indeseable: la confrontación entre PAN y PRI.
La primera evidencia de que las cosas no están caminando por el sendero adecuado fueron los eventos de respaldo que los presidentes del PRI y del PAN realizaron para sus respectivas aspirantes. Luego vino la dura presión de los epígonos de la senadora Gálvez para que Santiago Creel declinara a su favor, lo que en lugar de airear el enrarecido ambiente vino a poner una tóxica nube sobre la conclusión del proceso. Las declaraciones de Marko Cortes el martes 22, en el noticiero matutino “Así las Cosas” de W Radio, encendieron todas las alarmas.
En pocas palabras, lo que dijo al aire el jefe panista es que no hay posibilidad alguna de que el PAN acepte a Beatriz Paredes de candidata presidencial. Será Xóchitl, “no hay margen de error (sic)”, afirmó enfático. Es muy grave esa declaración, hasta ahora no corregida, pues desmentirla no puede. Significa que para el dirigente nacional del PAN todo el proceso del FAM ha sido un montaje, una farsa para ungir a Xóchitl Gálvez.
En esa misma dirección se han movido la mayoría de los articulistas y columnistas partidarios de la senadora panista e incluso ella, en uno más de sus atropellos verbales, declaró que “los que más quieren que sea Beatriz son los de Morena”. Han soltado el borrego de que existe un acuerdo “secreto” entre Alejandro Moreno (Alito) y López Obrador para evitar la candidatura de Xóchitl, y no han tenido empacho en insinuar que la primera encuesta domiciliaria, en que las hoy finalistas aparecen empatadas en preferencias, pudo ser “manipulada”.
Descalificar esa encuesta es muestra extrema de la deslealtad de algunos de los partidarios de Xóchitl Gálvez con las reglas del juego que el Comité Organizador diseñó, y también una tan injustificada como inaceptable crítica a la calidad profesional de la empresa encuestadora que ese mismo Comité seleccionó, sin intervención de Beatriz Paredes o de los dirigentes del PRI, para realizarla. Esa misma empresa tiene a su cargo la segunda encuesta. ¿La van a descalificar si no les gusta el resultado?
Los estrategas de la exjefa delegacional están actuando igual que la siempre recordada María de la Heras decía que les ocurre a quienes mandan hacer encuestas para engañar incautos, “terminan por creerlas”. No hay duda de que Xóchitl Gálvez irrumpió en el escenario electoral de una manera inesperada y muy positiva para las expectativas opositoras, y que sus posibilidades de ser la candidata presidencial del FAM son elevadas, pero nadie le escrituró la candidatura antes de tiempo.
Asiste razón a Beatriz Paredes al afirmar, en el foro en León “si ha habido una destrucción institucional en estos años en México es la de la democracia política, por eso este esfuerzo que estamos realizando no puede ser una farsa.”
Agrego, no debe ser, ni terminar en una farsa porque lo siguiente será una tragedia marcada por la involución de la democracia mexicana, el suicidio de las oposiciones partidistas y la reimplantación, quizá por muchos años, de un régimen autoritario, de partido casi único bajo la égida de un solo hombre y una sola voz.