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Festejo sin gloria

Sin restar un ápice a la importancia de la victoria en el estado de México de Morena y su candidata Delfina Gómez, es recomendable que, antes de lanzar campanas al vuelo, o hacer del resultado oráculo inapelable de cara al 2024, sean considerados algunos datos de la jornada comicial del pasado domingo 4 de junio.

Aunque el número absoluto de votantes aumentó, porcentualmente se produjo una reducción en la participación ciudadana respecto de lo observado hace seis años (2017). El porcentaje de participación total del pasado domingo se ubica en un 50.13%

Los efectos del abstencionismo sobre el resultado electoral no son de un solo sentido, en particular para una elección con solo dos competidoras. Tampoco hay evidencia contundente de que la participación sea una variable determinante. Por el contrario, hay evidencias en ambos sentidos. Por ejemplo, el PRI ganaba elecciones tanto con elevada abstención como en el caso inverso de alta participación. El efecto de la abstención debe evaluarse caso por caso y en el contexto de cada proceso electoral.

Las evidencias que muestran dos encuestas de salida (Alejandro Moreno en El Financiero y Roy Campos en El Economista) apuntan a que la elevada abstención en el estado de México fue un factor favorable para Morena y su candidata. Lo fue porque permitió al partido del gobierno aprovechar de manera decisiva el voto de sectores de bajos ingresos, de elevada edad, beneficiarios de programas sociales federales, en especial de la pensión para adultos mayores.

Una investigación realizada en el Centro de Estudios para un Proyecto Nacional Alternativo (CEPNA, abril 2023) sobre la vulnerabilidad electoral de programas sociales, federales y estatales, en el estado de México puso de manifiesto el riesgo de que la promoción del voto a favor de Morena tuviese en los programas sociales federales, a través de los mal llamados “servidores de la nación” (que lo son en realidad de Morena) fuese un elemento de inequidad en la competencia y de posible violación a principios constitucionales y normas legales. Así parece haber ocurrido.

Sin embargo, la elevada abstención también es un boomerang para la legitimidad de la futura gobernadora. Nadie pone en duda -hasta hoy- la legalidad de su mandato, pero ni ella ni su partido podrán presumir de contar con el respaldo mayoritario de la ciudadanía mexiquense, si el punto de comparación son los 12.7 millones de electores que integran la lista nominal de ese estado.

Delfina Gómez obtuvo el 52.65% de la votación, casi 21 puntos más que en 2017, pero con relación al total de electores cuenta con el respaldo manifiesto del 26 por ciento del electorado. Por más festejo que amerite la victoria de Morena, no caben expresiones como “mandato contundente”, “respaldo apabullante”, o pretensiones de representar a “todo el pueblo”. Es un festejo sin gloria.

Existe confusión sobre los porcentajes de votación que para cada partido de la coalición ganadora aparecen en el PREP. Esos porcentajes no son producto de la voluntad ciudadana, sino de la transferencia de votos acordada mediante convenio previo entre Morena, PT y PVEM. Por tanto, no hay forma de saber cuál es el respaldo en votos de cada partido. Sin embargo, sirva de referencia recordar que en 2017 el PT obtuvo, por sí mismo, el 1.11% y que el PVEM vendió hace seis años sus favores al PRI.

En el caso de la alianza derrotada las comparaciones respecto de 2017 también se complican, por la diferente figura utilizada en aquel año y en el actual. Hace seis años el PAN, con su candidata Josefina Vázquez Mota, obtuvo el 11.62% de los votos, un poco más de lo que aporta este año para Alejandra del Moral (11.28%). En 2017 la alianza del PRI con el PVEM, Nueva Alianza (PNA) y Encuentro Social (PES) obtuvo la victoria con el 34.73%; este año la alianza PRI/PAN/PRD suma 44.34%, casi 10 puntos más, que no le alcanzaron en una contienda de dos.

Buena parte del resultado final se puede explicar por el desplome del PRD, que en 2017 alcanzó un 18.46% y este año tiene un 2.94% Una hipótesis plausible es que la mayoría del electorado que hace 6 años sufragó a favor de Juan Zepeda, este año se volcó a Morena. Los datos de votación en los distritos del antes llamado “corredor amarillo”, en la zona oriente del estado de México apuntan en ese sentido.

Espero que la profesora Gómez tenga en cuenta la aritmética de la democracia y asuma plenamente que es gobernadora de todos los mexiquenses, de los que por ella votaron, de los que votaron por su adversaria, y de los que no votaron. En política, el que calla no otorga; simplemente no dice nada.

Si alguien quiere leer en los resultados del estado de México un anticipo de los del 2 de junio de 2024, la primera hipótesis que debe sostener es que la abstención será de la mitad del electorado. La segunda es que a Morena y aliados no les alcanzará para su meta de las dos terceras parte de curules y escaños en las cámaras federales.

Posdata. Tanto en Coahuila como en el estado de México el partido MC no tuvo candidato a gobernador, por lo que no apareció su emblema en las boletas.  


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Jorge Alcocer V.

Director fundador de Voz y Voto. 

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