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Si regresa Trump a la Casa Blanca

Que Donald Trump sea el candidato republicano para las elecciones presidenciales de noviembre de este año es algo que, al parecer, solo la Suprema Corte de Estados Unidos podría bloquear. Como se ven las cosas, considerando además la prevalencia conservadora en el más alto Tribunal del vecino del norte, no es aventurado augurar que será candidato y que tiene todas las posibilidades de ganar.

Casi como un último resquicio de oportunidad, hace meses que se habla de la posible candidatura de la ex primera dama, Michelle Obama, como posible candidata a vicepresidenta, en fórmula con Joe Biden. Sería un “hecho portador de futuro”, con capacidad para alterar de manera significativa las preferencias de un segmento muy grande del electorado estadounidense. En primer lugar, para que acudan a votar los jóvenes, que al igual que otras naciones conforman el grupo más alejado de la política y los políticos. Impactaría también, de manera aglutinadora, las preferencias de voto de la población afroamericana, y a una parte significativa de la de origen latino.

Me detengo aquí en la especulación sobre el curso posible de la elección presidencial en Estados Unidos. Dejo consignado que cuando tenga lugar la jornada comicial del martes 5 de noviembre, ya estará en funciones la primera presidenta de México, Claudia o Xóchitl, pues el siguiente sexenio dará comienzo el 1 de octubre de este año, y para ese entonces también tendremos noticias de las ocupaciones del tabasqueño, que será ya ex presidente de México.

Si regresa Trump a la Casa Blanca no es México ni los mexicanos quienes estaremos en riesgo. El mundo estará en riesgo. No es una exageración. Sin la atadura que la posibilidad de reelección inmediata coloca en la mente y boca de los ocupantes de la Casa Blanca, obligándolos a una alta dosis de cordura, Trump podría desatar una catarata de acciones que coloquen al mundo ante la amenaza de una conflagración nuclear.

De nueva cuenta, no es exagerado anticipar que el poderío nuclear de Estados Unidos será el argumento principal en la actitud de la Casa Blanca –con Trump ahí adentro- ante naciones que considera “enemigas”. En la relación con México, cabe augurar que las amenazas y presiones de Trump sobre nuestro país serán mayores a las que utilizó en su primer periodo. Cerrar la frontera común es anuncio repetido que, de tanto usarse, terminará por cumplirse. Vendrán luego las amenazas de represalias económicas, con la posible imposición arbitraria de aranceles a las principales exportaciones mexicanas a Estados Unidos, hasta llegar a la amenaza de revisar o cancelar el tratado de libre comercio.

Si regresa Trump, a la futura presidenta de México le espera una larga luna de hiel con la Casa Blanca, que durará cuatro años. Por desgracia, las repercusiones del cambio de guardia en Washington no están siendo analizadas ni valoradas por la cancillería mexicana, ni por otras dependencias del gobierno federal, como Hacienda o Economía. Impera la ilusión de que la supuesta amistad entre López Obrador y Trump nos permitirá capear el temporal. Se equivocan de cabo a rabo.

Sabemos que Claudia Sheinbaum no viajará a Washington antes de junio de este año, por lo que sus contactos serán con representantes y personeros de la Casa Blanca, que Biden seguirá ocupando, al menos hasta enero de 2025. Los contactos con la gente de Trump quizá pasarán, al menos hasta el último día de septiembre de este año, por los canales de Palacio Nacional, o sea por los de Televisa.

En su gira a Washington de esta semana a Xóchitl Gálvez parece que le fue bien. Incluso la torpeza de Morena le ayudó a tener espacio en algunos medios de prensa. Solo que en Washington no hay quien apueste por ella. Y lo que es peor, la elección mexicana no es tema en el Capitolio ni en la Casa Blanca. Visitar a Luis Almagro en la OEA, para pedirle que mande observadores a México, no es un error. Es un dislate.

Lejos de mi intención está dar recomendaciones a las dos candidatas presidenciales. Pero me atrevo a suponer que alguien en sus respectivos equipos está atento y conoce lo que está pasando en Washington, en la Casa Blanca y en el Capitolio. Si no lo tienen, rompo mi reserva: por favor, ¡contrátenlo de inmediato!  

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Jorge Alcocer V.

Director fundador de Voz y Voto. 

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Rodrigo Alfonso Morales Manzanares (observador INE)

Fue consejero en el Instituto Electoral del IEDF. Consejero del Consejo General del IFE. Consultor en materia electoral de instituciones nacionales y extranjeras.

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