Úrsula K. Le Guin: la ciencia ficción y la política desde lo femenino
Es un lugar común, pero de todos modos conviene insistir: la ciencia ficción y la literatura fantástica parecían espacios reservados a los varones; por eso, cuando se quiere mirar este mundo con perspectiva femenina, necesariamente se encuentra uno con la figura imponente de Úrsula Kroeber Le Guin, literata norteamericana, creadora del género de ficción especulativa o extrapolativa. Personajes muy bien trabajados desde lo psicológico, más de veinte novelas y más de cien relatos cortos, además de poesía, ensayo, crítica literaria, traducciones y libros para niños, confirman una vocación ligada a la literatura.
Por ahora me detengo en la obra de ciencia ficción especulativa política Los desposeídos,1 catalogada como una utopía ambigua. Es una novela escrita en 1974 y ganadora de los premios Nébula, Hugo y Locus, así como del premio Hall of Fame del Prometheus Award en 1993.
En la luna del planeta Urras, llamada Anarres, viven los descendientes de los revolucionarios anarquistas que, doscientos años atrás, fueron desterrados a aquel satélite, con un peculiar régimen político. Viven bajo una cultura de la compartición en un ambiente pauperizado, al contrario de Urras, cuyo sistema capitalista y los recursos propios del planeta les han proporcionado a sus habitantes mejores condiciones de vida.
Shevek, filósofo y científico anarquista, busca trasladarse a Anarres para desarrollar una nueva tecnología de comunicación interestelar. Junto con él, descubrimos las contradicciones de los sistemas políticos en los que se desarrolla la historia.
Le Guin utiliza una narración más crítica, más incisiva y más madura; su ficción hace reflexionar y supera el prejuicio infantil que se le asigna a la ciencia ficción.
En Los Desposeídos, la política se desarrolla de manera descarnada y realista: la Coordinadora de Producción y Distribución (cpd) genera una maquinaria burocrática que alcanza a todos los niveles de la vida pública de Anarres y lo electoral aparece esbozado en un pequeño pasaje sobre la historia del sistema político de esta luna; pero si nos parece cruda la vida en el satélite anarquista, en Urras la libertad es una ilusión y la vida algo vacía.
Leyendo a Úrsula K. Le Guin2 de manera dialéctica, descubrimos la gran necesidad de involucrarse en una cultura cívica y democrática distintas que nos permitan corregir la ruta hacia un futuro que parece no del todo alentador si no hacemos los cambios oportunos a tiempo.