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Lo que hay debajo de nosotros

Pansy Pekenver paseaba por las calles de Londres cuando encontró una alcantarilla abierta. Pansy, como era muy curiosa, se acercó a ver. Cuando algo la jaló hacia abajo, cayó, cayó y cayó… hasta llegar a un bosque donde pudo ver una figura de color. Era muy grande, como una lagartija con una gran cabeza con tentáculos a los lados, como un ajolote pero mucho más grande, de color morado. Después, Pansy caminó por un largo tiempo sin rumbo fijo y se dio cuenta de que los árboles eran de color turquesa muy obscuro y el césped de color verde fosforescente; en fin, caminó y caminó hasta a encontrar a una chica como de su edad saltando y saltando. 

Cuando se iba a acercar, alguien la sujetó por detrás y al voltear se dio cuenta de que era la misma chica que había visto saltando. Le dijo: ¡Hola! Me llamo Jacklym, y ¿tú?, ¿de dónde eres? Me llamo Pansy, le respondió y soy de Londres. ¿Podrías decirme cómo volver? No sé cómo, le respondió Jacklym. Ah, bueno, adiós, le dijo Pansy un poco desanimada. ¡No! ¡Espera!, Le dijo Jacklym, a lo que respondió Pansy: ¿Qué pasa? Creo que conozco a alguien que sí, le dijo Jacklym. Bueno, ¿Quién es?, le preguntó Pansy. Lo vas a conocer pronto. ¡Sujétate bien! ¡Wow! Creo que voy a vomitar, dijo Pansy, ¿qué fue eso?! Ah, cierto. No eres de aquí, es un transportador, le contestó Jacklym. ¿Un qué? Un t-r-a-n-s-p-o-r-t-a-d-o-r, bueno, ya entra, dijo Jacklym.

¿Quiénes son? Dijo un hombre raro con una voz robusta. ¡Señor Fessiwick, he sido su alumna por quince años y no reconoce mi voz! Ah, eres tú Jacklym… pero percibo una vibra nueva. Ah, me llamo Pansy, respondió Pansy muerta de miedo. Un placer Pansy, dijo el señor Fessiwick. ¿A que han venido? Bueno, Pansy quiere volver a su hogar en Londres, respondió Jacklym. Pansy preguntó ¿Por qué no sólo me aparecen? ¡Ja! ¿Escuchó, señor Fessiwick? ¿Qué por qué no sólo la aparecemos? Jajajaja. Porque, dijo el señor Fessiwick, no se puede aparecer afuera de nuestro mundo, así que… ¿Qué haremos? preguntó Pansy. ¡Síganme!, y lo siguieron por un largo y estrecho corredor donde apenas se podía ver una pequeña y titubeante luz.

Pansy le preguntó entre susurros: ¿Cómo no se tropieza? Le interrumpió el señor Fessiwick, poooooorque yo sí traigo mi varita encendida –y se volteó para que vieran su varita–, a diferencia de ustedes. Jacklym le respondió: pero señor, Pansy no es de aquí. Entonces, ¿qué hay de ti, Jacklym? Esos quince años que te enseñé magia ¿no te ayudaron? Jejeje, lo siento señor Fessiwick. Y de inmediato sacó su varita. Finalmente llegaron al final del largo y obscuro corredor (que ya no era tan obscuro gracias a que Jaclym y el señor Fessiwick encendieron sus varitas).

¿Es un portal?, preguntó Jacklym. ¡Correcto Jacklym! Al parecer los quince años que te enseñé magia no fueron en vano, ¿eh? Pansy se rio un poco, Jacklym dijo: bueno, ya, ¿a dónde lleva el portal? Llega a un pueblo llamado Gisterbig, el cual comparte una muralla con Inglaterra.

Saltarán a la cuenta de tres, les indicó el señor Fessiwick ¡1… y 3! Gritó Pansy con miedo y aterrizaron del otro lado de la muralla. Así que rentaron dos escobas por $200 semapops. Yupiiiiiiiiiiiiiiiiiii gritó Jaclym. Ya casi llegamos, dijo Pansy muy emocionada. Atravesaron muchas cosas, entre ellas vientos feroces y monos voladores hasta que por fin aterrizaron. Al llegar, Jacklym le preguntó un poco triste a Pansy: ¿De verdad ya te vas? Pansy le respondió: la verdad ya no estoy tan segura, has sido mi única verdadera amiga. Jaclym sonrió. Ahora subamos a las escobas que hay que volver al portal. 

Al final Pansy decidió quedarse en ese mundo desconocido con su amiga Jaclym y vivieron muy felices por siempre.

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Isabella Eloise Humphries Gutiérrez

Niña de nueve años, estudiante.

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